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El Ayuntamiento de Motril anula el partido amistoso de Luis Rubiales y sus amigos
El Ayuntamiento de Motril no cederá el estadio municipal a Luis Rubiales y sus amigos para que disputen el partido que el presidente de la Real Federación Española de Fútbol había anunciado. Rubiales había pedido jugar el partido entre sus amigos en el estadio municipal Escribano Castilla de Motril, a las 20:30 horas de este sábado, a puerta abierta, a pesar de los problemas de seguridad que podría suponer ante la concentración de grupos feministas para protestar contra el presidente. Finalmente, el Ayuntamiento de Motril ha suspendido "dentro de las competencias municipales" de las que dispone, el partido de fútbol organizado por el CF Motril que se iba a celebrar esta tarde en el recinto deportivo.En un comunicado emitido por el Consistorio, la institución justifica su decisión "ante la posibilidad de que se produzcan actos que puedan suponer un posible delito de alteración del orden público". Así, "dentro de las competencias municipales​ se procede a la suspensión del partido de fútbol organizado por el CF Motril que se iba a celebrar esta tarde en el Estadio Municipal Escribano Castilla".💥 ÚLTIMA HORA | Comunicado del Ayuntamiento de Motril🚨 El ayuntamiento retira el permiso para jugar el partido de fútbol "Amigos de Rubiales" esta tarde en las instalaciones municipales 📻 #PartidazoCOPE pic.twitter.com/xnH82LB3VI— El Partidazo de COPE (@partidazocope) August 26, 2023 Diversas asociaciones feministas habían convocado una concentración esta tarde en Motril para expresar su protesta por el beso en la boca "sin consentimiento" que le dio a la jugadora selección española Jennifer Hermoso en la final del Mundial. El encuentro, que contaba con el apoyo de los clubes Motril CF, CD Costa Tropical y Puerto de Motril, se iba a celebrar a puerta cerrada."Por razones de seguridad"Los organizadores aseguraban que el partido estaba "programado para jugar en el Polideportivo desde hace varios meses entre un grupo de compañeros y amigos de Luis Rubiales, como hacen desde hace mucho tiempo, coincidiendo con las vacaciones de la RFEF", pero precisaron que los acontecimientos de última hora y los actos convocados por distintas asociaciones a la puerta de la instalación deportiva "han hecho que lo cambiemos de sitio y hora".Según apunta el Ideal de Granada, Rubiales había hablado con la alcaldesa de Motril, García Chamorro, para pedirle que les deje jugar a puertas abiertas como estaba previsto, enarbolando "la defensa de la libertad en todos los ámbitos". El presidente de la RFEF le escribió: "Estoy en una situación compleja en la que defiendo la verdad y la libertad, no puedo dejar de hacerlo cuando pienso que me puede perjudicar: si alguien quiere pitarme o abuchearme, que pueda hacerlo libremente, a vosotros no os va a afectar directamente. Otros habrá que aplaudan porque piensen que lo que me hacen es una cacería".El Gobierno diseña ahora un desalojo exprés de Rubiales para detonar su remota vía de escapeAlejandro RequeijoEl Ejecutivo prevé suspender al presidente de la RFEF a mediados de la semana que viene. Un informe de Justicia sostiene que la apertura de una causa penal frena el proceso sancionador del CSD ante el TADEl propio Luis Rubiales había anunciado con euforia que iba a volver a retomar sus orígenes en Motril. "Me pondré de nuevo la camiseta del Motril CF en el polideportivo para volver a jugar con los compañeros con los que empecé hace casi 40 años, cuando era un crío de cuatro o cinco: con todos ellos". Finalmente, el partido se suspende y no se jugará ni a puerta abierta ni a puerta cerrada.
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elconfidencial.com
El Racing sigue al alza
Los verdiblancos superan al Albacete Balompié y siguen invictos en El Sardinero este curso 2023/24
publico.es
El giro de Moreno: de desautorizar a Casado por la 'OPA' a Ciudadanos a alentar tránsfugas en el PSOE para Feijóo
El presidente de la Junta de Andalucía y barón de barones del PP, Juan Manuel Moreno, hizo el pasado viernes un llamamiento explícito a las filas socialistas en el Congreso para que rompan la disciplina de voto, el próximo miércoles 27 de septiembre, y apoyen la investidura de Alberto Núñez Feijóo. “Los diputados del PSOE deben rebelarse por sus principios y apoyar la investidura de Feijóo”, afirmaba en una entrevista en El Confidencial.El discurso de Moreno se enmarca en una estrategia de presión total del PP a los sectores más dubitativos, recelosos o abiertamente contrarios a las condiciones que los partidos independentistas catalanes exigen a Pedro Sánchez a cambio de apoyar su investidura, singularmente contra la posibilidad de una amnistía que borre los delitos que cometieron sus líderes durante el órdago secesionista. Ante el impacto de sus declaraciones, el propio Moreno apuntaba horas después que "en absoluto" había hecho una "llamada al transfuguismo", y entraba en el tecnicismo de que eso supone "abandonar" la formación política en la que se milita y pasarse a otra. En cambio, asegura que con sus palabras lo que hace es "animar" a los socialistas que en privado le expresan su malestar con la política de Sánchez a que lo manifiesten con su voto. "El voto es libre y el acta es de cada diputado, eso no significa abandonar el PSOE", es más, considera que esto supone "defender" al PSOE.El llamamiento a romper la disciplina de voto en la sesión de investidura de la semana que entra ha sido interpretado desde el Gobierno en funciones, desde el PSOE, Sumar y otros aliados parlamentarios como una defensa del "fraude electoral" y el "transfuguismo". "¿A qué tipo de principios o ética apela si en el PP son capaces de repetir un comportamiento tan antidemocrático y sin escrúpulos como el que ya hicieron con el ‘tamayazo’?", ha escrito en X (antes Twitter) el líder del PSOE andaluz, Juan Espadas, en referencia a los dos diputados socialistas tránsfugas que en el pasado votaron para hacer presidenta de la Comunidad de Madrid a Esperanza Aguirre.El mensaje de Moreno, aun conectando con la estrategia de algunos dirigentes nacionales del PP, ha causado cierto estupor dentro del Gobierno andaluz y del partido. "Al presidente no le gustó lo de apelar a cuatro socialistas buenos", dice una fuente en la dirección regional, sobre el llamamiento que hizo hace un mes el coordinador general del PP y ex mano derecha de Moreno, Elías Bendodo, buscando disidentes en el PSOE para lograr los cuatro votos que le faltan a Feijóo para alcanzar su investidura.En efecto, Moreno siempre ha marcado distancias de su partido cuando ha impulsado movimientos de este tipo. En marzo de 2021, a propuesta suya, PP y Ciudadanos firmaron de urgencia una addenda a su pacto de Gobierno para preservar su relación mientras la dirección nacional de su partido había lanzado una OPA en el conjunto del país para robarle cargos electos y dirigentes a los naranjas (ya en vías de descomposición).Eran cinco puntos que se incorporaron al acuerdo entre ambos partidos para blindar un Gobierno de coalición que llevaba funcionando sin sobresaltos dos años. La cláusula de más peso era una ruptura con la estrategia de la dirección nacional del PP, entonces en manos de Pablo Casado y Teodoro García Egea. Se recogía el compromiso de que ni PP ni Cs “favorecerán o aceptarán ningún trasvase de representantes públicos o electos de un partido a otro del Gobierno”, es decir, que no admitirán tránsfugas de dirigentes de Cs al PP, como había ocurrido en Murcia.La tensión, entonces, entre el PP andaluz de Moreno y la ejecutiva nacional de Casado y García Egea era máxima. En aquel momento, el presidente andaluz y su vicepresidente, el líder regional de Ciudadanos, Juan Marín, hicieron una encendida defensa de los valores de "regeneración democrática" y mostró su rechazo a una estrategia que incentivase el "transfuguismo", tildándolo de "aberración" y de comportamiento "poco democrático".El mensaje ha virado, dos años después, a una petición explícita para que los diputados del PSOE se rebelen contra la dirección federal, como ya lo hicieran en 2016 para facilitar la investidura de Mariano Rajoy, una decisión que provocó un desgarro político y emocional en las filas socialistas del que aún no se han recuperado. Ese es el punto de inflexión de la dualidad tóxica que sufre hoy el PSOE. De aquel apoyo a Rajoy, abanderado por la entonces presidenta andaluza, Susana Díaz, salió el portazo y la posterior reinvención de Pedro Sánchez, que volvería a la dirección federal y acabaría convirtiéndose en presidente del Gobierno bajo el lema del "no es no".En la entrevista del viernes, Moreno defiende que "el diputado tiene un acta personal, se presenta a través de una formación política, pero el acta es suya y él toma las decisiones. Más allá de la lógica disciplina de partido, que debe haberla, a veces se llega a extremos en los que los diputados deben rebelarse por sus propios principios y apoyar la investidura [de Feijóo]”.Moreno participará este domingo en la concentración convocada por el PP en Madrid contra la hipótesis de una amnistía pactada por el Gobierno en funciones de Pedro Sánchez y los partidos independentistas catalanes, a cambio de lograr su investidura.El líder y candidato del PP cuenta con los apoyos de Vox, Coalición Canaria y UPN, pero le siguen faltando cuatro votos para lograr la investidura. En el mes largo que ha tenido para negociar con otros partidos, desde que el rey Felipe VI le hiciera el encargo, Feijóo no ha conseguido sumar nuevos apoyos. Sus reuniones con el PNV y la apelación y posterior rectificación a dialogar con Junts han fracasado, y el dirigente popular ha ido deslizando la idea de que no logrará la investidura.
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eldiario.es
Los más grandes de todos los tiempos
He ido esta semana a la Pedrera, aquí en Barcelona, a ver la exposición de la obra del pintor Antonio López. Me deslumbró. Sus cuadros de la capital española me despertaron el afecto ancestral que siento por la ciudad donde nació mi madre, diluido un poco últimamente por el brote que sufren por allá de nacionalismo madrileño.
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lavanguardia.com
"¡Y dale!": la sindicalista de La Sexta, harta del "relato tramposo" que vende un empresario sobre la desigualdad
Afra Blanco no se ha mordido la lengua: "Ya está bien de proteger a los ricos y abandonar a los pobres"
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elconfidencial.com
Jordi Évole: "Queríamos tener el punto de vista de ETA, algo que nunca habíamos visto"
Cada vez más lo extracinematográfico —sobre todo si hay política de por medio— acaba quitándole el foco a lo cinematográfico, aunque se trate de eso: un festival de cine. La entrevista de Jordi Évole al etarra Josu Urrutikoetxea (Josu Ternera) en el documental No me llame Ternera ha centrado todo el interés a pesar de estar emplazada en una sección fuera de concurso a la que normalmente no se le presta demasiada atención. Pero es que la polémica que ha precedido a su proyección el pasado viernes en el Festival de San Sebastián —una carta firmada por 500 personas pidiendo su retirada de la programación por "blanquear" el terrorismo, una contestación del director de Zinemaldia, José Luis Rebordinos, defendiendo su exhibición— se ha prolongado este sábado, con la manifestación en el Kursaal, sede del certamen, de un reducido grupo de personas en contra de No me llame Ternera que fueron amablemente escoltados a la salida.La segunda proyección de No me llame Ternera, esta vez abierta al público, ha contado con la presencia de Évole y su codirector Màrius Sánchez, y también con la de Francisco Ruiz, policía retirado que sobrevivió en 1976 al atentado en el que ETA asesinó al alcalde de Galdácano, Víctor Legorburu. Ruiz es el otro protagonista de la cinta, en la que descubre que Urrutikoetxea estuvo implicado en el ataque en el que recibió varias ráfagas de disparos de cintura para abajo y que lo dejó postrado en un hospital durante cinco meses, un crimen que quedó sin investigar debido a Ley de Amnistía de 1977. Al acabar el pase, el público ha aplaudido a Ruiz y al equipo de la película durante cinco minutos. "Yo me tuve que marchar del País Vasco y huir como un apestado", ha recordado Ruiz.'No me llame Ternera': y no me culpe a mí, que yo sólo pasaba por allíMarta Medina. San SebastiánEl documental de Jordi Évole y Màriusz Sánchez, estrenado este viernes en el Festival de San Sebastián, retrata a un Josu Urrutikoetxea esquivo y equilibrista que difícilmente sobrevive a las preguntas del entrevistador"Mi mujer y yo decidimos irnos a Ciudad Real sin un duro. No tuvimos el apoyo ni del Gobierno español ni del vasco ni de la sociedad. Nos tocó dejar atrás a nuestra familia y marcharnos de allí con cuatro hijas y sin un duro. Fue muy penoso y tuvimos que pedir ayuda a Cáritas", ha lamentado. A la proyección también ha asistido Jesús Eguiguren, expresidente del PSE que participó en las negociaciones para la tregua de ETA en 2006, en las que participó también Ternera, y que inspiraron la comedia Negociador (2014) de Borja Cobeaga, que también tuvo su estreno en el Festival de San Sebastián.Posteriormente, el equipo de No me llames Ternera ha ofrecido una rueda de prensa en el Kursaal. Una rueda de prensa marcada por un ambiente tenso. En un momento de la misma, un periodista ha preguntado a Évole si calificaría a Urrutikoetxea como un "asesino", pero Évole ha preferido dejarlo como "militante fanático". "El tema es espinoso, siempre lo ha sido y lo cojas por donde lo cojas te puedes pinchar, y los señores que hicieron el comunicado también marcaron la agenda", ha comenzado Évole su intervención. "Nosotros hubiésemos preferido que se hubiesen dicho las cosas después de ver la película. No ha sido así, no tenemos nada que reprochar, pero nos hubiese gustado que hubiese habido un visionado previo". "No nos esperábamos la carta, no estábamos preparados para este ruido", ha admitido Sánchez. El periodista Jordi Évole camina junto a su compañero Márius Sánchez. (EFE /Javier Etxezarreta) Évole no ha querido mojarse dando su opinión personal sobre Urrutikoetxea. "No puedo tener una opinión muy formada sobre un tipo al que no conozco más allá del tiempo que estuve con él en la entrevista. Creo que, por encima de todo, es un militante que pone la organización por encima de todo. Y en el sentido de la entrevista nos decepcionó; hubiésemos querido un lenguaje más conciliador", ha admitido. "Nos hubiese gustado que hubiese habido palabras más amables. Pero creemos que hablaba más para adentro —los presos de ETA, la militancia—, que para afuera. Y eso anula la posibilidad de que haya un discurso más conciliador. Supongo que no querría hacer una enmienda a la totalidad. En la izquierda abertzale siempre ha habido una cierta cobardía a la hora de decir todo lo que se piensa para no acabar siendo un disidente". También ha explicado que "calibrar la sinceridad" del etarra "es complicadísimo".Los directores revelaron cómo se gestó la entrevista, que comenzó con una negativa inicial y que siguió con varias reuniones a lo largo de año y medio con Ternera y gente de su entorno hasta que finalmente aceptó. "Fue complicado", ha confesado Sánchez. También han revelado cómo decidieron ponerse en contacto con Ruiz después de que el etarra desvelase su participación en su atentado, una información inédita hasta entonces. Los directores insisten en que "nunca ha habido líneas rojas, si no no lo hubiésemos hecho" y que desde el primer día mostraron sus posiciones totalmente contrarias. "Queríamos tener el punto de vista que jamás habíamos visto, el punto de vista de ETA. Para nosotros era importante conocerlo por muy doloroso que pudiera ser. Era nuestro deber periodístico, es un orgullo absoluto haberlo hecho".En la película hay un momento en el que Ternera relata lo que ocurrió con Yoyes, antigua dirigente de ETA, asesinada cuando paseaba en su pueblo de la mano de su hijo. "Pensé que ahí podría haber un momento de asunción de responsabilidad y de cierto arrepentimiento, pero no fue así. Dijo que la muerte de Yoyes era una decisión de la organización, que tenía un problema con las personas que querían reinsertarse de nuevo". Jordi Évole posa durante la presentación del polémico documental 'No me llame Ternera'. (EFE/Juan Herrero) "Hoy se ven encuestas que muestran que jóvenes de 20-25 años no saben quién fue Miguel Ángel Blanco", ha defendido Évole. "Esto es una anomalía para este país, que tiene que saber mirar a su pasado con valentía, pero sin miedo. ¿Qué duele? Claro que duele. La historia de todos los países duele. La nuestra también. Pero tenemos que decidir si queremos estar con esa parte de la sociedad, mayoritaria o no, que cantaba Que te vote Txapote sin saber quién era Txapote o en la parte de conocer quién era Txapote, el asesino de Miguel Ángel Blanco".Évole también ha puesto en valor que esta sea la primera vez que un líder de la banda ETA ha concedido una entrevista a una televisión de ámbito mundial. "Nosotros hicimos la entrevista sin saber que iba a Netflix, desde nuestra productora, sin condiciones. Queríamos tener el punto de vista que jamás habíamos visto. Se habían hecho varias series sobre ETA, pero en ninguna de ellas estaba el punto de vista de ETA. Para mí también es importante que conozcamos ese otro punto de vista. A partir de ahí se completó con la entrevista a Francisco Ruiz. Queda claro del lado en el que estamos".La entrevista a Ternera duró más de nueve horas, aunque al final el documental supera por poco las dos horas de duración. "Era una entrevista complicada. Esperábamos que hubiese cierto ruido, pero no una censura preventiva. Nos preparamos muy bien la entrevista, con medios que el periodista ya no tiene el periodismo, lamentablemente. Tardamos dos años en conseguir la entrevista y uno en editarla. Eso, para nosotros, es un lujo; sabemos el momento por el que pasa la profesión. Pero nosotros lo podemos hacer. Solo a través del trabajo y del compromiso con la profesión tiramos para adelante con esto. Lo más fácil para nosotros era quedarnos en casa, no hacer la entrevista. Pero no pasará que por el qué dirán dejemos de hacer lo que tenemos que hacer", ha sentenciado.
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elconfidencial.com
El Congreso ya es otra cosa
El uso de las lenguas cooficiales en las Cortes no obedece a ninguna expresión de diversidad, sino a un cambio de fondo: que los diputados representen cada vez más a territorios, en lugar de al conjunto de los ciudadanos Leer
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elmundo.es
El separatismo resucita al relator, la exigencia que ya tensó al PSOE y forzó a Sánchez a convocar elecciones
El independentismo pensó en Schulz, Prodi o Mujica para abitrar el "conflicto" Leer
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elmundo.es
El vacío cognitivo de la política económica
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elmundo.es
Cuadrar las cuentas en la recta final del 2023
Este texto pertenece a la newsletter de Bolsillo, que se envía cada domingo. Si quieres recibirla, apúntate aquí.
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lavanguardia.com
Armenia pide a la ONU que considere enviar una misión de paz a Nagorno Karabaj
El ministro de Exteriores de Armenia exigió también al organismo que se implique más en la observación de los derechos humanos en la región Leer
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elmundo.es
Las portadas de los periódicos del domingo 24 de septiembre
Las primeras ediciones de los principales periódicos llegados a nuestra redacción incluyen, entre otras, las siguientes noticias en sus portadas: EL PAÍS: "Europa se agrieta en su respuesta a la inmigración"; "Feijóo calienta su investidura en la calle con Aznar, Rajoy y Ayuso"; "Un colchón político para la amnistía"; "Vox espera sacar partido de la "tibieza" del líder del PP"; "La lucha de 700 millones de mujeres indias.
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europapress.es
Rumba catalana con reivindicación frente a la Catedral
Qué menos que una buena juerga rumbera, en el marco de la Mercè, para arropar esa candidatura del género más genuinamente barcelonés a la Unesco como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. De eso fue, este sábado, la fiesta a cargo de Rumba All Stars, de reafirmar los poderes de esta música mestiza, fiestera y poética de la mano de una competente tropa de músicos y voces reunidas para la ocasión.Seguir leyendo....
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elperiodico.com/es/
Más de 100.000 manifestantes protestan contra la reforma judicial de Netanyahu por 38ª semana consecutiva
Más de 100.000 manifestantes han salido este sábado a las calles de Tel Aviv en la que es ya la 38ª semana consecutiva de protestas contra la reforma judicial del Gobierno del primer ministro Benjamin Netanyahu.
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europapress.es
Las supervivientes de la esclavitud del siglo XXI: "Fue un experiencia que no me gustaría volver a vivir ni de broma"
La explotación con fines sexuales o laborales crece en España. Proyecto Esperanza-Adoratrices trabaja desde 1999 recuperando a las víctimas Leer
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elmundo.es
La calle de Las Infantas, esa calle donde nunca estuvieron las infantas
De origen monárquico, tiene en la casa de las Siete Chimeneas una de las joyas del centro de Madrid Leer
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elmundo.es
El Papa admite "cierta frustración" con la misión de mediación en Ucrania
El Papa ha admitido "cierta frustración" con la misión de mediación que está llevando a cabo el Vaticano con la guerra en Ucrania, porque "la Secretaria de Estado está haciendo todo lo posible para ayudar.
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europapress.es
El presidente de la Cámara de Representantes de EEUU da marcha atrás y apoya financiar a Ucrania
El presidente de la Cámara de Representantes (Cámara Baja) de Estados Unidos, el republicano Kevin McCarthy, ha asegurado este sábado que seguirá apoyando la ayuda militar a Ucrania y da así marcha atrás de sus declaraciones del viernes, en las que dijo que recortaría los fondos tras las críticas de la también republicana Marjorie Taylor Greene.
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europapress.es
El Girona mete la quinta y el Sevilla no puede con El Sadar
El Girona goleó (5-3) al Mallorca este sábado en la sexta jornada de LaLiga EA Sports para seguir intratable en el inicio de la temporada, mientras que el Sevilla no arrancó tampoco en El Sadar (0-0) y el Almería salvó un punto (2-2) ante el Valencia.
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europapress.es
Irlanda se impone a Sudáfrica en el duelo más esperado del Mundial de Francia
Aspirante contra defensor. El número 1 del ranking y ganador del Seis Naciones frente al campeón mundialista. Irlanda ha derrotado este sábado a Sudáfrica por 8-13 en un duelo histórico, ya que es el primer cruce de ambos combinados en un Mundial, y se ha producido paradójicamente en la fase de grupos de la Copa del Mundo de Francia.
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lavanguardia.com
"No es justo": Ana María Aldón se harta y le lanza una petición a Gloria Camila desde 'Fiesta'
A la colaboradora no le ha gustado nada el mensaje que la hija de José Ortega Cano le ha mandado al conocer que Aldón se ha vuelto a comprometer
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elconfidencial.com
Una gran manifestación en Londres contra el Brexit pide el regreso de Reino Unido a la UE
El 60% del país y el 80% de los menores de 25 años apoyan volver a ingresar en la UE.
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20minutos.es
Manifestantes piden en Londres el regreso de Reino Unido a la UE
Una gran manifestación ha pedido este sábado en Londres la vuelta de Reino Unido a la UE en la Marcha Nacional por el Reingreso (MNR), cuyos convoncantes califican de "gran error" el Brexit. La mayoría de los asistentes concentrados en Park Lane portaban los colores azul y amarillo de la bandera de la UE. Después han marchado por el centro de la capital hasta la plaza del Parlamento, informa la agencia de noticias británica The Press Association.El líder y cofundador de la MNR es un conductor de camiones de Derby, Peter Corr. El propio Corr ha explicado que todo se debe a que "sentía como si todo el mundo se hubiera rendido" entre los simpatizantes de la UE. "El Brexit ha sido un gran error. Todos estamos pagando por ello, especialmente la clase trabajadora y los más pobres, y tenemos que hacer algo al respecto", ha argumentado.¿Revertirá UK el Brexit en 2026? Por qué las consultas populares no arreglan nadaCelia Maza. LondresMúltiples encuestas muestran que, de producirse un nuevo referéndum ahora por la vuelta del Reino Unido a la UE, la mayoría votaría por el regreso, pero las opciones de que esto se produzca son escasas El 60 por ciento del país y el 80 por ciento de los menores de 25 años apoyan volver a ingresar en la UE, según las encuestas citadas por Corr. "Odio el racismo y la xenofobia y me parece que la campaña por el Brexit era en gran parte eso", ha añadido.Otra de las oradoras, Ceira Sergeant, de 21 años y residente en Liverpool, ha recordado que tenía 14 años cuando se votó el referéndum, así que "hay mucha gente que ni siquiera tuvo la opción de ser escuchados".Los manifestantes portaban pancartas con lemas como El camino del reingreso empieza aquí, Reingreso, regocijo o Fuera conservadores. Migrantes bienvenidos. Reingreso en la UE.
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elconfidencial.com
Manifestantes interrumpen en Lisboa la presentación de un libro infantil con lenguaje inclusivo
Un grupo de personas interrumpió en protesta en Lisboa el acto de lanzamiento de un libro infantil sobre diversidad escrito en lenguaje inclusivo, en lo que la editorial define como una "amenaza a la libertad de expresión". Megáfono en mano, una protesta "intimidatoria" irrumpió este viernes en la librería donde se presentaba el libro "No meu bairro" (En mi barrio), escrito por Lúcia Vicente e ilustrado por Tiago M, informó este sábado Penguin Random House en su perfil oficial de X (antiguo Twitter) en Portugal.Seguir leyendo....
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elperiodico.com/es/
Aplausos para Évole en San Sebastián y agradecimiento de Francisco Ruiz, víctima de Josu Ternera
El público del festival de cine le dedica al comunicador cinco minutos de aplausos.
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20minutos.es
Portada de EL MUNDO del domingo 24 de septiembre de 2023
Portada de EL MUNDO del domingo 24 de septiembre de 2023. Disponible en Orbyt desde las 23.30 h. y cada día en tu quiosco, la mejor información siempre con EL MUNDO Leer
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elmundo.es
Manifestantes piden en Londres el regreso de Reino Unido a la UE
Una gran manifestación ha pedido este sábado en Londres la vuelta de Reino Unido a la UE en la Marcha Nacional por el Reingreso (MNR), cuyos convoncantes califican de "gran error" el Brexit.
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europapress.es
Los hermanos Padrón, campeones del mundo de J80
El canario Javier Padrón se ha proclamado este sábado en Bayona campeón del mundo de la clase J80, según avanza el Real Club Náutico de Gran Canaria (RCNGC), club al que pertenece el regatista. Padrón gana el título a la caña del ‘Eurofritos & Aviko’ (RCNGC-RCM de Santander), de cuya tripulación forma parte también su hermano Alberto.Este sábado, última jornada del Campeonato del Mundo, organizado por el Monte Real Club de Yates, no se ha podido celebrar ninguna prueba, por lo que los resultados no varían respecto al viernes, jornada en la que el barco de Padrón acabó con 22 puntos de ventaja sobre su inmediato seguidor.Laureano Armas (Real Club Náutico Arrecife) se proclama campeón del mundo en la categoría mixta con la tripulación del 'Dorsia Covirán' (RCN Alicante). Alfredo González, regatista del Real Club Náutico de Arrecife, que ha competido a la caña del ‘Michelle’ (RCN Portosín), consigue la medalla de bronce en categoría mixta.Javier Padrón, campeón del mundo de la clase J80El regatista del #rcngc se ha proclamado campeón del mundo en la regata que ha concluido hoy en el @monterealclubdeyates de Bayona, a la caña del Eurofrits & Aviko Newindfoods (RCNGC- CM Santander) https://t.co/04yTEJ0nnO pic.twitter.com/r0A44m5A7Z— rcngc (@RCNGC) September 23, 2023 El ‘Princesa Yaiza J80 Sailing Team’ de Rayco Tabares (Real Club Náutico De Arrecife) termina quinto del mundial, informa la Real Federación Canaria de Vela.  
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eldiario.es
Investigan a Tyson y Perdue por presunto uso de niños para limpiar mataderos de EE.UU.
El Departamento del Trabajo de EE.UU. está investigando a las empresas de procesamiento de carne Tyson y Perdue por presuntamente usar a niños migrantes para limpiar mataderos, según ha publciado este sábado el diario The New York Times. Seguir leyendo....
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elperiodico.com/es/
Preinvestidura en la calle para mostrar apoyo social
A dos días de la sesión de su investidura, el candidato del PP ha convocado un acto para presumir de fortaleza y de unidad interna, frente al PSOE, cercado por la amnistía, según dicen los 'populares' Leer
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elmundo.es
El Tribunal de Cuentas da por perdidos 10,3 millones con la amnistía que piden Junts y ERC
Implicaría la devolución de casi cinco millones que ya fueron recuperados por la consulta ilegal del 9-N de 2014 Leer
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elmundo.es
Las cinco empresas en las que mejor se trabaja en España: Banca March, Takeda, Generali, GSK y Schneider Electric
La paridad de género, los programas de formación y de búsqueda de talento, la flexibilidad laboral y el cuidado de sus trabajadores, son algunos de los factores que han hecho que estas empresas encabecen el ránking 2023 Leer
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elmundo.es
María Patiño reacciona tras ser clonada con inteligencia artificial: "A lo mejor te denuncio"
El equipo de 'Socialité' ha gastado una broma a su presentadora en pleno directo.
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20minutos.es
Argentina se prepara para la llegada arrolladora el 'huracán Milei'
El populista es el favorito para ganar las elecciones presidenciales del próximo mes Leer
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elmundo.es
Un hombre de 55 años grave tras ser apuñalado en Alcorcón
La víctima presentaba una herida de unos cinco centímetros en el hemitórax izquierdo Leer
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elmundo.es
María Fernanda Espinosa: "No hay alternativa a reformar la ONU, dejar las cosas así solo erosionará más el sistema"
María Fernanda Espinosa atiende a elDiario.es entre evento y evento, a su salida de la sede de Naciones Unidas en Nueva York, epicentro de la diplomacia global con la reunión anual de líderes de todo el mundo. "Es un no parar", dice tras repasar de carrerilla su agenda, que ha incluido esta semana entre cuatro y cinco actos al día. Foros, paneles, debates... "y correr con la lluvia y el tráfico", añade, bromeando.El debate general de la Asamblea General de las Naciones Unidas se ha vuelto a celebrar este año a la sombra de la invasión rusa de Ucrania, que ha agravado las tensiones y divisiones geopolíticas, ha creado profundas fisuras en un mundo cada vez más multipolar y ha vuelto a poner en tela de juicio la capacidad de la ONU para responder a las crisis mundiales, reavivando los llamamientos a la reforma. Mientras muchos focos han seguido los pasos del presidente ucraniano Volodímir Zelenski, se han discutido otros temas en segundo plano, como el escaso avance –y a veces, retroceso– en los 17 objetivos que se marcaron los líderes mundiales hace ocho años, incluido el fin de la pobreza para 2030. "La ONU, con todas sus posibles debilidades y deficiencias, continúa siendo una plataforma de encuentro", dice por videollamada Espinosa, que fue, entre otros cargos, ministra de Exteriores de Ecuador y actualmente es asesora de Club de Madrid. En 2018 se convirtió en la cuarta mujer que ocupaba la presidencia de la Asamblea General de Naciones Unidas. Desde entonces no ha habido otra y solo le precedieron tres. Ahora, desde la organización GWL Voices, la cual dirige, está empujando por una ONU más feminista y abogando por una mayor presencia de las mujeres en los puestos de poder. En un informe, el grupo concluyó que de los 382 líderes que han estado a cargo de las principales organizaciones internacionales, solo 47 han sido mujeres.¿Qué balance hace de la semana de alto nivel en Nueva York?Se ha notado, lamentablemente, la ausencia de cuatro líderes de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad. El país anfitrión es el único que ha estado presente a nivel de jefe de Estado. Y eso es un mensaje, quiere decir algo: que es importante que Naciones Unidas vuelva a tomar ese protagonismo como el centro mundial de la diplomacia y como un espacio donde se procesan y se resuelven problemas. Porque nuestro mundo está lleno de problemas y se necesita la voz, el liderazgo y la visión de los líderes del mundo.Hemos visto una muy fuerte presencia de presidentes, jefes de Estado y de Gobierno, más de 100 han venido a Nueva York. Suben al podio, dan sus discursos con una posición del país sobre los problemas del mundo y también hay quienes hablan a su país desde la tribuna de la ONU.¿Cuál ha sido el leitmotiv?El común denominador ha sido la idea de que se necesita revitalizar, renovar y rejuvenecer el aparato de la ONU, porque, cuando se creó, la realidad geopolítica y los problemas del mundo eran distintos: no existía el cambio climático, no había una revolución digital y tecnológica como ahora, ni teníamos el tipo de conflictos que tenemos ahora. Estamos viviendo un mundo multipolar que es mucho más complejo, volátil e impredecible que el escenario de la Segunda Guerra Mundial. Muchos han hablado de este tema. También ha habido varios líderes, hombres y mujeres, que han llevado el mensaje de mejorar la presencia y representación femenina en el espacio internacional.Además, ha habido ocho cumbres o eventos de alto nivel esta semana, espacios de alta diplomacia, entre ellos tres sobre salud, la gran cumbre de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y la de Acción Climática.El año pasado, los países del llamado sur global sintieron olvidados sus problemas por la invasión de Ucrania. ¿Se ha conseguido enmendar esto este año?La guerra en Ucrania ha traído una tensión adicional en el espacio internacional y eso no ha cambiado. Más bien hubo momentos tanto en el Consejo de Seguridad como en la Asamblea General de gran tensión por la presencia de Zelenski en Nueva York. Eso ha recordado a la comunidad internacional lo que está ocurriendo en Ucrania y claro, a veces, ese tipo de tensiones opaca temas que son de interés universal, como los ODS [objetivos de desarrollo sostenible], los trillones que necesitamos para cumplir los compromisos que tenemos para reducir la pobreza y las desigualdades, para que haya un acceso universal a la atención de salud y que todo el mundo tenga acceso a agua segura y limpia. Es decir, cosas que son realmente fundamentales en el mundo de hoy.De hecho, solo un 15% de las metas de los ODS va por buen camino. Queda solo la mitad del plazo que el mundo se marcó para hacerlos realidad, 2030. ¿Es un fracaso?Siempre se puede ver el vaso medio vacío o medio lleno. Sí, estamos totalmente retrasados. Vino la pandemia de la COVID y luego la guerra en Ucrania, que generó un incremento exponencial de los precios de los alimentos y problemas en las cadenas de suministros que no solo afectaron a Ucrania y a Europa, sino al mundo entero. Esto ha hecho que la apuesta por cumplir los ODS haya sido más lenta de lo esperado. Tenemos siete años por delante todavía. Esta pausa para analizar y corregir ha sido importante. Hay tres requisitos para redireccionar. El primero, los fondos de financiación, básicamente fondos públicos y de acceso a liquidez para los países de renta baja y media que están pasándolo mal. Lo segundo, el acceso a tecnologías bajas en carbono, con discusiones sobre propiedad intelectual que no son fáciles de resolver. Y tercero, necesitamos que todos los países, incluidos los países del sur global, tengan la capacidad instalada para hacer frente a estos retos, que son retos de inversión, política pública y acción en el terreno.La declaración política de la cumbre habla de movilizar los recursos que se necesitan. Estamos hablando de trillones de dólares, vía ayuda al desarrollo y acceso a recursos frescos y nuevos de la banca multilateral, pero en condiciones distintas, que no ahorquen ni limiten el espacio de política pública de los países de renta baja y media. El tema de la vulnerabilidad climática es determinante. 61 países del sur global están en un estrés verdadero por sus servicios de deuda. Hay muchos países en África que pagan más en intereses de la deuda que lo que invierten en salud o educación. Espero que esto se vaya sorteando y retomemos el camino de cumplimiento de los ODS. Siete años es un tiempo adecuado.El secretario general, António Guterres, ha vuelto a alertar de lo que llama la ‘gran fractura'. Vemos una ONU más limitada por las divisiones entre las principales potencias y menos influyente en la gestión de las crisis internacionales. Efectivamente, vivimos en un mundo polarizado, con grandes tensiones, con enfrentamientos este-oeste, norte-sur. Las tensiones entre China y Estados Unidos son evidentes. Varios conflictos regionales y subregionales están a la vista, además de la guerra en Ucrania, que continúa.La atmósfera internacional está marcada por las tensiones, pero para eso precisamente existe la ONU, la diplomacia, para procesar las diferencias, tener lugares de encuentro, hablar. Poder hablar es clave, la conversación y el diálogo es la materia prima de la diplomacia. La ONU, con todas sus posibles debilidades y deficiencias, continúa siendo esa plataforma de encuentro y de diálogo para procesar las diferencias.Pero hay críticas recurrentes a la ONU, por ejemplo que no hace lo suficiente. ¿Sigue siendo un espacio válido para encontrar soluciones a problemas mundiales? Definitivamente, sí. La ONU es irremplazable. Hay quienes dicen que están el G7, el G20, los BRICS, que hay otros espacios y circuitos. Es cierto, pero el único lugar de membresía universal, de encuentro de todos en iguales condiciones, es la Asamblea General de las Naciones Unidas, el gran parlamento de naciones, donde países como Vanuatu o Ecuador tienen el mismo derecho a opinar, votar y decidir que países como como Francia o Reino Unido. Es el espacio para la diplomacia universal, y tiene que mejorar, pulirse y adaptarse a los nuevos retos del siglo XXI.Esta semana hemos escuchado mucho hablar sobre la necesidad de reformar la ONU, con especial énfasis en cambios en el Consejo de Seguridad para evitar el estancamiento que hemos visto en Ucrania. En este escenario de tensión y división, ¿lo ve posible?Es necesario. No avanzar en una reforma profunda y mantener el statu quo no es simplemente mantener lo que tenemos, es una regresión, porque si no adaptamos las instituciones a la realidad, van perdiendo de manera creciente relevancia y legitimidad. Eso sería terrible. Hay una conciencia compartida sobre esa necesidad y hay muchos procesos en marcha, la propia Cumbre del Futuro del año que viene es para eso. Va a ser un año muy dinámico e intenso, y estoy segura de que los líderes del mundo son conscientes de que hay que hacer algo estructural y profundo para que el sistema pueda responder al mundo de hoy.¿Por dónde empezaría? Hay quienes abogan por una Asamblea General con más peso en las cuestiones de paz y seguridad para compensar las dificultades del Consejo de Seguridad.Hay un repensar de las relaciones entre los órganos principales de la ONU. Eso es una parte de la reforma, también hay otros debates en marcha: una nueva agenda de paz, un nuevo pacto digital que incluya la inteligencia artificial, un trabajo sustantivo para la justicia intergeneracional…La Asamblea General es el órgano más representativo e importante. Por supuesto, no puedo ser objetiva habiendo sido presidenta. Pero ya, de facto, la coyuntura ha hecho que progresivamente la Asamblea General tome un mayor protagonismo. Hay una resolución a raíz de la guerra de Ucrania según la cual, cuando uno de los países que tienen el derecho a veto en el Consejo lo ejerce, tiene que dar una explicación a la Asamblea General de por qué se usó, en qué condiciones y cuáles son las implicaciones.En estas últimas dos grandes crisis, la Asamblea General ha tomado el liderazgo. En la pandemia de la COVID, la reacción del Consejo de Seguridad fue bastante tardía. La Asamblea General estuvo un paso por delante. Igual ocurrió con el caso de Ucrania, porque no hay derecho a veto. Evidentemente, hay que considerarlo. La Asamblea General es donde se produce el derecho internacional y se toman las grandes decisiones, donde se pactaron los ODS, por ejemplo. En realidad, tiene mucho poder. No quiere decir que no tenga que reformarse, mejorar sus métodos de trabajo y algo que es fundamental: la implementación y la rendición de cuentas de las decisiones que toma. Evidentemente, esto tendrá que estar en el pacto de futuro.  ¿Cuál es el riesgo si la ONU no se moderniza y adapta a los tiempos en los que vivimos? “Reforma o ruptura”, dice António Guterres, quien reconoce que las reformas son una cuestión de poder. No hay alternativa. Dejar las cosas como están solamente va a continuar erosionando el sistema, haciendo que pierda legitimidad y relevancia. Hay que entrar en un proceso de modernización y rejuvenecimiento. Por supuesto, es fácil decirlo y difícil hacerlo, porque hay una serie de tensiones por otros temas. Pero yo creo que los Estados han comprendido que no se puede continuar como estamos. Uno de los temas es hacer que el sistema sea justo para las mujeres, que conecte con su realidad y las ponga en el centro. Su organización, GWL Voices, reclama que haya alternancia de género en la presidencia de la Asamblea General de la ONU. ¿Qué proponen?Los resultados de nuestro informe insignia, donde hacemos un monitoreo del número de mujeres que están en posición de poder y toma de decisiones en los principales organismos internacionales, no solo en Naciones Unidas, son sorprendentes. Seguimos subrepresentadas. A veces se elige a una mujer, pero no es reelegida y, luego, enseguida viene una gran lista de hombres. El sistema no es justo para las mujeres. Uno de los ejemplos más paradigmáticos es el de la Secretaría General de la ONU, que nunca ha estado en manos de una mujer. En la Asamblea General, en 78 años, solo hemos tenido cuatro presidentas –y las cuatro de países del sur global: India, Liberia, Baréin y Ecuador–. Por eso estamos activando esta agenda para la alternancia de género. Lo que se ha hecho, y la práctica lo muestra, es una rotación regional. Habría que mantener la rotación regional, pero garantizar la alternancia de género: una vez un hombre, una vez una mujer. Hay que tomar esta medida. Muchas de esas organizaciones tienen entre sus objetivos la lucha por la igualdad de género. ¿Por qué se sigue perpetuando esta desigualdad dentro de ellas?Porque para la paridad y la justicia para las mujeres se necesita ceder poder. Esto va de poder y de ceder espacios de poder, y por lo tanto no es fácil. Pero vamos a seguir insistiendo porque tenemos el derecho, porque somos más de la mitad de la población y porque, además, llevamos calidad a lo que hacemos. Somos capaces de gerenciar y hacerlo bien. Damos una perspectiva a las cosas, sobre todo en el mundo de la diplomacia, que hace que los resultados sean positivos. Si miramos la historia, los aportes de las presidentas de la ONU en estos 78 años son muy claros. Por ejemplo, Angie Brooks, la presidenta de Liberia, fue el motor a la hora de combatir el apartheid y las sanciones contra Sudáfrica. Vijaya Lakshmi Pandit, la primera presidenta mujer, de India, revolucionó el sistema multilateral, fue una verdadera pionera. Hay que reconocer esos aportes y garantizar que las cosas ocurran como tienen que ocurrir. Después de tantos años de carrera vinculada a la diplomacia y Naciones Unidas, en un momento en que las diferencias se exacerban, ¿le queda espacio para el optimismo?En el ODS número 5, sobre igualdad de género, pues no solamente no hemos avanzado, hay involución. Para lograr la total igualdad de género vamos a necesitar 300 años. El panorama no es bueno. Vemos movimientos antiderechos en muchos lugares del mundo, en países de Europa, en América Latina. La situación para las mujeres no es buena, pero no tenemos derecho a ser pesimistas. Tenemos la obligación de trabajar con una mirada optimista, porque todos estos problemas son creados por los seres humanos y tienen que tener soluciones humanas. A pesar de todo, confío en la diplomacia, y en Naciones Unidas y su propia fuerza para reinventarse y adaptarse. La ONU no es un robot que opera por sí solo, está hecho por los seres humanos. Hay que mantener la esperanza, pero también un sentido de realidad, y operar comprendiendo bien cuál es el escenario geopolítico. Pero eso no nos tiene que llevar a la parálisis. Sabemos lo que hay que hacer, es momento de corregir y de redireccionar. Es el momento de una gran solidaridad internacional y acción colectiva para que las cosas funcionen. 
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La precariedad de las pensiones en Alemania: un millón de jubilados tiene que seguir trabajando con 67 años
Alemania es un país rico, la cuarta economía del mundo y la mayor de Europa. Pero hay un oscuro reverso en este estatus de potencia económica que afloraba esta semanas gracias a la labor parlamentaria del partido izquierdista Die Linke.En este partido tienen la costumbre de preguntar al Gobierno en el Parlamento cómo va la evolución del empleo en aquellas personas con más de 67 años. Gracias a esos interrogantes, se puede apreciar que en la evolución del mercado de trabajo alemán hay un problema. Hay cientos de miles de personas mayores que no pueden dejar de trabajar o que, si se han jubilado, han tenido que volver al trabajo. Cada año que pasa, este colectivo es más numeroso.Según informaba el lunes la Red de Redacciones de Alemania (RND), el Ministerio de Trabajo del país del canciller Olaf Scholz ha anunciado que en 2023 eran 56.105 personas mayores más las que se sumaban al buen millón de ciudadanos germanos que siguen trabajando más allá de los 67 años. Esta es la edad que, por regla general, sirve de referencia para entrar en la jubilación. Es la edad que tienen como horizonte para jubilarse los nacidos después de 1964.“Cada vez son más los pensionistas que trabajan en Alemania”, apuntaban en la RND, dando cuenta de una información que ha sido replicada a diestro y siniestro en el panorama mediático teutón. La RND presentaba los datos sobre esos exactamente 1.123.000 alemanes al haber tenido acceso al intercambio de preguntas y respuestas mantenido entre el Grupo Parlamentario de Die Linke y el Gobierno alemán.La gran mayoría de esos mayores trabajan en lo que aquí se conoce como 'mini-job', una de las más institucionalizadas formas de trabajo precario que existen en Alemania. La remuneración de esos “mini-trabajos” es de 520 euros al mes. Para los empresarios, esta figura de empleado está libre de algunas cotizaciones sociales (desempleo y dependencia e incluso, llegado el caso, de jubilación y seguridad social).De acuerdo con las cuentas que ha pedido al Ministerio de Trabajo Die Linke y que ha reproducido la RND, son hasta 870.000 los alemanes mayores de 67 años que trabajan con contratos de 'mini-job'. Esa cifra ronda el número total de alemanes mayores de 67 años que el Gobierno alemán contaba como trabajando en 2015. De ahí que Sören Pellmann sea de los responsables de Die Linke que hagan sonar las alarmas."Cada vez hay más gente que tiene que trabajar más allá de los 67 años, lo cual es una triste evolución y un síntoma de que el sistema de pensiones está roto. Para muchos, no se trata de una decisión voluntaria, sino necesaria para llegar a fin de mes", ha señalado Pellmann en unas declaraciones difundidas por su su grupo parlamentario.Dietmar Bartsch, el líder de Die Linke en el Bundestag, lleva ya meses pidiendo mejoras en el sistema de pensiones alemán. Él quisiera ver instalado un montante mínimo de 1.200 euros mensuales para los jubilados germanos. De acuerdo con datos del Ministerio de Trabajo solicitados y hechos públicos por Bartsch, tras una vida laboral en la que se cotizaron 45 años, la jubilación media en Alemania está en 1.543 euros.Antes de que la crisis energética desatada por la guerra de Rusia contra Ucrania llevara la inflación en Alemania a niveles de récord –los precios subieron un 7,9% en 2022–, ya era una preocupación recurrente en el país la pobreza en la tercera edad de Alemania. Cabe esperar que los jubilados que han vuelto al trabajo o los mayores que trabajan en precario estén amenazados por la pobreza, definida como ingresos de 979 euros al mes, según los estándares europeos.El canciller Olaf Scholz y su Gobierno no parecen tener, de momento, soluciones a la problemática que plantea este grupo de población. Él se ha quejado, de hecho, al ver que hay, en su opinión, muchos alemanes que se jubilan antes de tiempo. Es decir, antes de los 67 años.Hay excepciones en Alemania que hacen posible la jubilación a los 65 años. No hace mucho, en tiempos de Angela Merkel como canciller, el país posibilitaba incluso la jubilación a los 63 siempre y cuando se hayan cotizado 35 años.Por otro lado, en el Consejo Asesor de Economistas del Gobierno alemán, lo que también se conoce aquí como “cinco sabios”, se han escuchado voces como la de Monika Schnitzer, la presidenta de dicha instancia teutona, quien ha dicho que contaría con su bendición la instauración de los 70 años como edad de jubilación.Dejando al margen escenarios como ese, lo que ya se percibe de forma evidente sobre el sistema alemán de pensiones es la amenaza del problema de la natalidad que sufre el país desde hace lustros. En Alemania, donde oficialmente se cuentan 84,4 millones de habitantes, una de cada cinco personas es mayor de 66 años, según las cuentas de la Oficina Federal de Estadística (Destatis). Dicha institución cuenta que cada mujer tiene, de media, 1,46 niños. La edad media del ciudadano alemán ronda ya los 45 años.Si, en el futuro, la cuestión que se plantea aquí es “¿Quién va a pagar las pensiones?”, ahora mismo ya hay mayores alemanes en edad de estar jubilados que tienen que responder al interrogante: “¿De qué voy a trabajar en precario?”.
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Las abuelas, los cuidados y la muerte digna: “A veces acompañar obliga a transgredir”
“Entonces, se puede matar de a poco, pero no de una”, le reprocha Ariana, desesperada, al médico de su abuela. Mala carne, la primera novela de la periodista bonaerense Sofía Almiroty, hace constantes referencias a la muerte digna sin mencionar directamente la palabra eutanasia. “Me parece que no hace falta nombrarla. La idea era abrir una suerte de reflexión sobre cómo hay tantas muertes como personas, cómo nos hacemos cargo culturalmente de ese momento, el momento de la muerte, que lo tenemos tan lejano y tan poco visibilizado”, cuenta la autora a elDiario.es tras presentar su novela, publicada por La niña azul, en la librería Lata Peinada de Madrid. El próximo mes lo hará en la de Barcelona.“En Argentina no es legal la eutanasia y, sinceramente, creo que es un debate que se tiene que dar, por lo menos reflexionar sobre cómo acompañar en estas instancias finales para poder hacerlo con más información y no con tanto miedo y en tanta, de alguna manera, clandestinidad”, opina Almiroty.Sin embargo, la eutanasia parece quedar lejos actualmente del debate político y social de su país natal. “Ahora mismo en Argentina hay un candidato de ultraderecha que está amenazando con retroceder en muchos derechos sociales como la interrupción voluntaria del embarazo, que fue algo que se luchó mucho a partir del activismo y los movimientos sociales. Es lo que hacen las derechas. Me llena de frustración”, expresa.En España, el Tribunal Constitucional rechazó el recurso del Partido Popular contra la ley de eutanasia, desestimando que la norma, que ya lleva dos años en vigor, atente contra el derecho a la vida. Lo mismo sucedió hace unos meses con el recurso presentado por Vox.“Mi abuela era una buena mujer y no le tocó una buena muerte. Hay muertes mejores que otras”, reflexiona la protagonista en la novela. ¿Cuánta gente puede empatizar con ese pensamiento? Entre junio de 2021 y diciembre de 2022 recurrieron a la eutanasia unas 370 personas en España, según la asociación Derecho a Morir Dignamente, a pesar de que estiman que fueron más de mil quienes la solicitaron. “El aire acondicionado del hospital nos enfermaba tanto como la espera. La espera de los enfermos a que los atienda un médico que quizás nunca antes vieron. Que les haga las mismas preguntas incontables veces. Perdidos, médico y paciente, en la inmensidad de un anonimato insólito”. Almiroty utiliza la voz de Ariana, que acompaña a su abuela en la recta final de su enfermedad, un doloroso y raro caso de cáncer de piel, para reflejar la frialdad del sistema con los más vulnerables, quienes solo buscan aliviar su dolor. “Ni los moribundos están exentos de la burocracia de la espera. No hay piedad”, plasma en Mala carne. Fue esa rabia la que la motivó a escribir para buscar un final alternativo, una verdad paralela, que vengara la muerte de su abuela Rosa. “Me hubiera gustado que mi abuela se muriera de otra manera, entonces tomé la literatura como un artefacto para la revancha”, confiesa.La novela narra con detalle el inmenso dolor de una enfermedad cruel en su estado terminal, a la vez que señala un sistema de cuidados incómodo y hostil fuera del núcleo familiar. “Hay hospitales en los que no hay una ventana, no se puede ventilar, no hay un jardín, prenden los televisores todo el día… Creo que en general, al tener esta mirada desde un sistema fordista, en donde todo tiene que estar sistematizado, protocolizado, es muy difícil pensar en las personas singularmente. Hay cierto trato, por supuesto, cordial, pero más que nada es un sistema que todo el tiempo apura, que todo el tiempo presiona, en el que todo es rápido, todo tiene que generar el menor gasto posible”, valora Almiroty.Esta realidad es, en parte, la que lleva a la protagonista a verse en la necesidad de buscar alternativas para aliviar la piel de su abuela, primero en pequeños detalles que mejoran su día a día, como un plato de comida casera o un aroma reconocido, y más tarde lanzándose al robo de morfina. “A veces los cuidados en las instituciones obligan a un montón de transgresiones para cuidar un poco más, de manera personalizada, amorosa y cálida a esa persona que está padeciendo”, afirma la escritora.Mala carne también reclama en los cuidados la necesidad de cierta creatividad, algo que, es consciente, el sistema de salud es incapaz de asumir. “En un mundo más sensible quizás se cambiarían los televisores por radios, es mucho más amistosa la radio en mi opinión. ¿Y si pasaran músicos a acompañar desde un lugar más sensible a las personas? ¿Qué pasa si los hospitales tuvieran una dieta o un menú saludable? Yo creo que tiene que ver con un cambio de paradigma, no es una cuestión económica”, plantea Sofía Almiroty.En el libro se percibe “un universo inaccesible” en el que los médicos evitan el contacto visual y se distancian con el uso de un lenguaje especializado, encriptado para los pacientes y familias. “Por supuesto que también hay personas que hacen cosas maravillosas, con mucha vocación, enfermeras, enfermeros, médicos y enhorabuena a la ciencia. Pero qué ser humano que cumple una guardia de 48 horas está apto para cuidar correctamente”, pone la autora sobre la mesa.La dedicación que exige el trabajo de cuidar conlleva a menudo situaciones de precariedad, de pérdida de privilegios. Las personas que cuidan, muchas veces de manera no remunerada, no obtienen un reconocimiento social, al contrario, se encuentran con la dificultad de la conciliación y la carga mental, la razón de que se trate de una tarea tan feminizada.Almiroty es partidaria de una revalorización de los cuidados sin caer en su sacralización. La novela los visibiliza de forma descriptiva, el lector es testigo de esos momentos íntimos de curas y lavados llenos de cariño y dedicación de Ariana a su abuela, pero también presencia la frustración y el hartazgo. “La narradora no es una cuidadora profesional, de hecho es torpe, se equivoca, hace cosas que no tiene que hacer”, remarca la autora. “Visibilizar esas instancias me parece que puede ser un apoyo”.Otras veces es la propia enferma, la abuela, la que ayuda a la protagonista a saber cómo proceder. Una abuela que también ejerció cuidados y ahora se ve en la situación inversa de tener que recibirlos. Sofía Almiroty dedica el libro a sus abuelas, pero en él homenajea a las de todas.“Hoy como mujer reconfiguro mi vínculo con ellas, quise homenajearlas también como un acto político. Pensar a esas mujeres del siglo XX que fueron en muchos casos amas de casas, que no se reconoció del todo su tarea, que se ocuparon de los cuidados, sin derechos y en contextos supercomplejos. Hoy la época nos obliga, por suerte, a otras reflexiones y nos propone repensar mucho el rol de estas mujeres, de las mujeres”, explica Almiroty.En el libro, Ariana trata de reconstruir la vida de su abuela, obsesionada por entender la razón de la enfermedad, en busca de una explicación para el dolor: “Descubrir el pasado de las personas que amamos es como encontrar plata que olvidamos en un bolsillo: puede ser insignificante pero siempre puede llenar algún hueco”. Así, va surgiendo un personaje complejo, a veces contradictorio y con muchas facetas, a la vez que un gran vínculo de complicidad transgeneracional. La conservadora abuela Rosa se imagina con gracia en otros escenarios y juega con cómo hubiera sido su vida si le hubiesen tocado los tiempos de su nieta. “En un momento la narradora le dice ‘Fuiste una feminista sin marco teórico, sin estudios, sin grupos en los que pensar en estas cuestiones'”, recuerda la autora.La reconstrucción de ese pasado por parte de la nieta es también, de alguna manera, una forma de cuidado. “A veces cuando alguien está enfermo se le empieza a preguntar permanentemente sobre su enfermedad, de cómo está, de qué dijo el médico, de cuándo toca la siguiente intervención. Eso es muy agotador para la persona que lo está sufriendo”, cuenta Almiroty. Ella empezó a grabar a su abuela y a preguntarle por su vida como una forma de terapia, que resultó ser bidireccional. “Ella se sentía importante en esas sesiones”, recuerda Almiroty. “A mí, me aterraba olvidarme de su voz, de su manera de hablar, de lo que decía, pero también del modo, sus palabras y su forma de ver el mundo”.
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Vivir en un garaje
Hace un par de días se me ocurrió ver una serie en Filmin de la que no sabía absolutamente nada: 'The Architect' (2023), una obra noruega de cuatro breves capítulos dirigidos por Kerren Lumer-Klabbers, premiada en el Festival de Berlín como mejor serie.Es una historia situada en un futuro inmediato, en Oslo, donde el capitalismo ha llegado a un grado tan salvaje que las personas jóvenes, con estudios e incluso con trabajo fijo o casi fijo, no tienen suficiente para poder permitirse pagar un alquiler, mucho menos una hipoteca para un piso en propiedad. ¿Les suena a futuro?De hecho la historia que se nos narra está sucediendo ya aquí y ahora, quizá aún no en los pueblos o en las ciudades de mediano tamaño, pero la gente que se ve obligada a vivir en las grandes capitales o en lugares tomados por el turismo sabe que eso está pasando ya, que hay muchísimas personas que tienen que seguir viviendo con sus padres o tienen que compartir piso con quien sea, pasada ya la treintena, porque no pueden pagarse un lugar independiente en el que vivir. Además, no es un problema que afecte solo a los jóvenes; cada vez hay más personas que al llegar a la edad de la jubilación, y en muchos casos perder a la pareja con la que han compartido su vida, no tienen más remedio que dejar su vivienda porque ya no pueden pagar el alquiler y, si es de propiedad, con frecuencia se ven obligados a vender a una gran constructora y marcharse fuera del barrio a vivir en un piso compartido con otra u otro jubilado.Una de las noticias de plena actualidad es la protesta de un grupo de activistas en Barcelona en contra de la especualción inmobiliaria en la feria The District. Los grandes inversores compran edificios en las zonas céntricas, echan a sus habitantes, que se ven obligados a vivir en la periferia, reconstruyen o rehabilitan los edificios, los parcelan en pisos diminutos, les cambian las palabras que los definen y los venden o alquilan a precios que casi nadie se puede permitir, incluso teniendo unos ingresos fijos.No hace mucho, en París, en el escaparate de una inmobiliaria, me sorprendió ver una oferta de vivienda en el sexto distrito, en pleno centro, por 140.000 euros y me acerqué a leerla: en el último piso de un edificio de ocho plantas sin ascensor, seis metros cuadrados –¡seis!–, sin baño, por supuesto, con una ventana, un enchufe y una toma de agua. Ya no estamos tan lejos de lo que propone la serie noruega, donde los jóvenes profesionales se ven reducidos a alquilar un espacio en un garaje subterráneo, separado por cortinas del vecino de al lado. Y lo curioso es que, si echan una mirada por internet, en muchas páginas esta serie –dolorosísima, en mi opinión, por lo certera que es– está considerada “comedia”.¿Qué gracia puede verle alguien a ese futuro al que nos estamos acercando cada vez con mayor rapidez, un futuro donde tener un techo, un baño y una cocinita es un lujo que no está al alcance de todo el mundo?Yo soy lectora de ciencia ficción desde siempre, amante de la ciencia ficción en cine, y además llevo toda la vida escribiendo relatos y algunas novelas de ciencia ficción, además de otros géneros y otros tipos de novelas. Sé lo importante que es avisar, llamar la atención del público sobre lo que nos puede pasar si seguimos por el camino que llevamos, pero empieza a darme la sensación de que o bien no queremos verlo –llamamos comedia a algo tan terrible– o bien pensamos que no hay nada que hacer, que hemos entrado por un camino en el que no hay vuelta atrás.Naturalmente, como decía antes, la publicidad de las grandes empresas está basada en disfrazar con palabras bonitas una realidad terrorífica. Es un intento de persuadir a los jóvenes de que vivir con un par de desconocidos a los treinta y cinco años es una forma estupenda de conocer gente, de no encontrarte solo, de ampliar tu círculo de amistades y, al compartir, gastar menos dinero en las cosas básicas como la luz, el agua o los alimentos más imprescindibles. Si lo llaman co-living suena mucho más moderno y cool que llamarlo “miseria”. Igual que los co-workings para gente emprendedora que no puede pagar el alquiler del local para la pequeña empresa que quiere montar y que quizá acabe por darle beneficios.Hace más de veinte años, un conocido me contó que en Nueva York, donde fue a hacer unas prácticas durante ocho meses, trataron de alquilarle –¡para vivir!– un montacargas en un almacén abandonado. Era muy grande, unos veinte metros cuadrados, me dijo, y, aunque lógicamente no tenía baño ni cocina, al fondo de la nave había un retrete y una ducha y mucho espacio donde colocar un microondas para cocinar. El tipo de la inmobiliaria lo llamaba loft y le aseguraba que, en el futuro, aquella experiencia neoyorquina, aquella estancia en el montacargas, en plena zona industrial, oscura como boca de lobo durante la noche, sería algo que todos sus amigos y colegas envidiarían y lo convertiría en alguien especial. No lo alquiló, pero al menos habría tenido mucho espacio y no habría tenido que compartirlo con nadie.Algo que, en este contexto, también llama mucho la atención es que, en cuanto uno se da una vuelta por cualquier tienda de muebles, se da cuenta de que precisamente ahora que los pisos cada vez son más pequeños, los sofás son cada vez más grandes, igual que los televisores, lo que significa que vamos de cabeza a una sociedad en la que la vida va a consistir en trabajar –en las grandes ciudades, después de haber pasado una hora por lo menos en transportes públicos porque las viviendas del centro se han hecho impagables–, llegar al cuchitril que uno puede permitirse con su magro salario, tumbarse en el enorme sofá compartido y ponerse ciego a ver cualquier cosa que pase por la pantalla. A mí todo esto –será por mi sesgo de ciencia ficción– me trae ecos de 'Farenheit 451', la magnífica novela de Ray Bradbury adaptada también al cine por Francois Truffaut en 1966. Diría también que de 1984, de George Orwell, una de las novelas más necesarias que se han escrito en la historia de la literatura, pero por fortuna y de momento, la pantalla que tenemos en casa es solo unidireccional y no nos observa ni interactúa con nosotros... ¿o sí? ¿O todos esos televisores “inteligentes”, que prácticamente ninguno de nosotros comprendemos, nos están vigilando todo el tiempo y guardando toda nuestra intimidad para usarla en nuestra contra cuando haga falta? Pero ese es otro tema.Desde siempre he pensado que cualquier sociedad civilizada tiene que ofrecer una vida digna a los individuos que la componen; un estado tiene que cubrir ciertas necesidades básicas de sus ciudadanas y ciudadanos y, entre estas, no hay nada más urgente que la trinidad compuesta por vivienda, educación y sanidad. Todo el mundo debe tener derecho a vivir en un lugar donde la intimidad personal esté garantizada y los servicios mínimos cubiertos. Todo el mundo debe poder formarse gratuitamente para, después, contribuir con su trabajo a la sociedad. Todo el mundo debe poder acudir a un centro profesional de medicina que cubra gratuitamente sus necesidades sanitarias. ¿Tan difícil es de entender que solo así podremos vivir en una sociedad tranquila, donde la gente sea más feliz y, gracias a ello, impulse el bienestar para todos?En otros países, por ejemplo en grandes ciudades de Brasil como Río de Janeiro o São Paulo, he visto rejas en todas las ventanas de los edificios del centro, hasta el tercer piso, y rejas y barreras y seguridad privada en todas las urbanizaciones de chaletitos y adosados. Eso significa que, si los que no son ricos no tienen donde vivir, acaban okupando y robando. Y los que tienen vivienda tienen que dedicar parte de sus ingresos a proteger su propiedad, con lo que las tensiones son cada vez más peligrosas y la sociedad se escinde entre los que tienen y los que no tienen, y se radicaliza, por no hablar del miedo que unos le tienen a los otros.¿Por qué votamos a partidos que impulsan leyes que solo favorecen a unos cuantos, que permiten que los más ricos se sigan enriqueciendo a costa de todos los demás, que los que más tienen sean los que menos impuestos pagan? Sinceramente, no soy capaz de comprender que tantísimas personas decentes den su voto a partidos de derechas que solo trabajan para los que ya lo tienen todo, se dedican a privatizar servicios públicos para enriquecer a unos cuantos y cierran los ojos frente a realidades como la de la falta de viviendas asequibles.Si en una sociedad una persona formada, con un oficio, que ejerce un trabajo (y a veces dos), no puede pagarse una vivienda digna, algo estamos haciendo muy mal y la solución no es hacer pisos cada vez más pequeños y cada vez más caros para que algunas empresas –muchas de ellas extranjeras, además– puedan pagar mejores dividendos a sus accionistas.
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La OPEP+ empuja para catapultar el barril al borde de los 100 dólares
El mercado augura un barril cómodamente instalado por encima de los 100 dólares en el último tramo de 2023. De hecho, en algunas operaciones de esta semana –los contratos de crudo Nigerian Qua Iboe o el Malaysian Tapis– se superó la psicológica barrera de los tres dígitos, explica Bjarne Schieldrop, analista del banco sueco SEB.La decisión de abril de la OPEP+ de retirar 1,4 millones de barriles diarios a partir de 2024 logra así su propósito de hacer tambalear el mercado energético. El cártel buscaba impulsar el barril hasta los 80 dólares, cota con la que mantendría activa la espiral inflacionista. En el caso de Rusia, este precio genera fluidez recaudatoria a las arcas del Kremlin en época de sanciones y topes a la compra de barriles rusos por parte de las potencias occidentales.Sin embargo, la hoja de ruta de los países productores de petróleo le podría reportar ingresos adicionales, a juzgar por los augurios, proclives a los tres dígitos en otro otoño e invierno con energía cara. Así lo prevé el experto del SEB para la cotización del Brent, “a poco que el cártel inculque algo más de ruido en el mercado”, o el banco de inversión suizo UBS para los contratos de futuro en Europa, los de entrega en el tramo final del cuarto trimestre. También los analistas de Citigroup consideran “insostenible” a corto plazo un barril a 90 dólares con las actuales tensiones geopolíticas y sin aumentos de oferta. Sus analistas inciden en que ni Riad ni Moscú parecen dispuestos a abrir sus espitas productivas. La única esperanzas es un ajuste de cotización que eluda los 100 dólares por el incremento de 1,8 millones de barriles diarios este año y de otro millón a lo largo de 2024 de los productores ajenos a la OPEP+.EEUU podría entrar en el juego con otros 400.000 barriles. Sus enormes reservas estratégicas le concede desde hace un decenio el poder de convertirse en el primer exportador neto. De ahí que “la nueva barrera sean los 95 dólares, aunque su sostenibilidad en el tiempo parece fugaz”, anticipa Dennis Kissler, vicepresidente de BOK Financial Securities, a Bloomberg. Los niveles de crudo en el mercado son “muy vulnerables” y los movimientos especulativos, que apuntan hacia “excesos de compras” para engordar los inventarios, retardarían toda corrección. En su opinión, “la trayectoria de su valor es claramente ascendente”.La aceleración del ritmo de cotización del Brent –y del barril de referencia en EEUU, el West Texas Intermediate (WTI)– se produjo la primera semana de septiembre. Entonces Moscú extendió sus rebajas exportadoras de 300.000 barriles diarios y Riad hizo lo propio con un millón de barriles hasta finales de año. Una decisión “voluntaria” que será “renovada mes a mes en función de la oferta y la demanda global” y de las cuotas que aporten el resto de los socios del cártel, con la intención de “estabilizar el equilibrio del mercado”, rezaba el comunicado oficial saudí.Pero “no hay signos de que los dos poderes fácticos de la OPEP+ vayan a variar sus estrategias ni sus niveles de crudo”, avisa Schieldrop, para quien “el nombre del juego se denomina precio sobre volumen” y será el que estará sobre el tablero mundial al menos hasta bien entrado 2024.El fulgurante despegue del barril de crudo impulsado desde el cártel ha vuelto a desencadenar preocupación en la economía global. Como en no pocas ocasiones, el príncipe saudí a cargo del Ministerio de Energía, Abdulaziz bin Salman, anuncia desde Riad que los recortes contribuyen a garantizar la seguridad de abastecimiento y la estabilidad de los precios.Coincide, irónicamente, con la decisión de la Fed de sostener el precio del dinero en septiembre en la horquilla entre el 5,25% y el 5,50%. Mientras el BCE prosigue con su táctica de reajustar el diferencial del precio del dinero con EEUU tras el aumento de tipos de interés de este mes, el décimo decretado por Fráncfort para frenar la oleada inflacionista más intensa desde la creación del euro. Las autoridades monetarias británica y suiza han seguido la estela de la Fed, y los escandinavos, la del europeo.El petróleo ha resurgido como la rúbrica inflacionista más amenazante. La OCDE alerta de que el PIB global ha aminorado su marcha por las restricciones crediticias derivadas de los elevados tipos de interés. Sus expertos pronostican un alza de la actividad mundial del 3% este año y del 2,7% en 2024 y dejando un mensaje de que los bancos centrales deben prorrogar sus recetas restrictivas frente a la inflación.La agitación energética saudí ha puesto también en un brete a la Casa Blanca y al Bidenomics, la estrategia de ayudas y subsidios de corte keynesiano que el líder demócrata ha instaurado para mantener el pulso de la actividad estadounidense. La alianza entre Riad y Moscú ha inyectado más carburante a la inflación de la primera potencia global, ha influido en el repunte de casi 200 millones de barriles de las ventas de crudo de las reservas estratégicas americanas para contrarrestar su valor internacional y ha restado, en definitiva, crédito político a Joe Biden por el lado de la gestión económica a casi un año vista de la contienda electoral hacia el Despacho Oval.En un contexto de resiliencia del empleo, pero con contracción del préstamo, reducción de beneficios empresariales y con un régimen saudí nada propenso a alinear sus intereses con Washington: “Allí tienen pocos amigos en la actual Administración”, admite Raad Aldadiri, analista de Eurasia Group. A su juicio, Riad busca que Biden se decante entre “bombear más petróleo de forma urgente” para contemporizar las subidas de la gasolina y del diésel, catalizador del 40% del repunte de la inflación desde mayo, o dejar que la economía desfallezca.Sin embargo, más a largo plazo, Arabia Saudí pretende lanzar desde el cártel un torpedo de gran calado sobre la línea de flotación de las economías occidentales con el que obstruir sus hojas de ruta hacia la neutralidad energética. En un momento crucial, en el que el secretario general de la ONU, António Guterres, alerta del estado de gravedad climática con un mensaje dramático a la desesperada: “La humanidad ha abierto las puertas del infierno”.Guterres arremetió en la inauguración de la Asamblea General de las Naciones Unidas contra las empresas que intentan bloquear la catástrofe ecológica con su dinero e influencia. Sin citarlas, la estatal saudí Aramco y la privada estadounidense Exxon personifican esa hipocresía que reina en el mercado y a la que apelaba el ex primer ministro socialista portugués.Durante un panel de discusión en el Congreso Mundial del Petróleo de Calgary, los consejeros delegados de Exxon, Darren Woods, y de Aramco, Amin Nasser, manifestaron su compromiso con la transición hacia energías limpias, mientras, casi sin solución de continuidad, advertían contra “una reconversión energética hacia la neutralidad demasiado rápida”. A la vez, señalaban a los mecanismos de captura de CO2 como los más eficientes de los instrumentos de recorte de emisiones, alejando de su orden de prioridades a las inversiones en renovables y los gastos para desmantelar las huellas de carbono.Aramco, con capacidad para colocar más de 12 millones de barriles en el mercado, superó los 2 billones de dólares de capitalización bursátil en 2022, mientras Exxon encabezó, con 55.000 millones de dólares, los beneficios netos del selecto club de las mayores cinco supermajors que configura junto a Chevron, BP, Shell y TotalEnergies y que, en conjunto, superaron los 200.000 millones de plusvalías.El campo de juego hacia las emisiones netas cero está, pues, embarrado. También por gobiernos como el conservador británico de Rishi Sunak, que ha difuminado una de las leyes climáticas de mayor ambición global porque acarrean “costes excesivos” a los contribuyentes, ante las críticas generalizadas de la oposición laborista, movimientos sociales e, incluso, empresas e industrias. También por causas más coyunturales como la incipiente revalorización del dólar, la moneda en la que se comercializa el crudo y el gas.Marko Kolanovic, estratega de JP Morgan, define la estratagema saudí como un intento de lavar su imagen de potencia fósil y convertirse en la nueva Suiza, moderna y emprendedora en áreas como la digitalización o la sostenibilidad, con su Visión 2030, aunque, al mismo tiempo, se afane en generar riesgos constantes sobre el orden mundial. Con ayuda de las petroleras, que “no solo no consiguen sus objetivos climáticos, sino que bloquean pactos de reducción de CO2”, explica Jason Bordoff, director del Center on Global Energy Policy adscrito a la Universidad de Columbia.
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De señoros y chicas
He perdido la cuenta de la cantidad de señores de mediana edad, con poder y prestigio, que se quejan en medios y redes sociales de que su libertad de expresión y acción, especialmente en lo referente a su trato con las mujeres, está siendo limitada, coartada, cuestionada y hasta suprimida. El "ya no se puede decir nada" es un lema viral. Un runrún que hermana a hombres de toda condición y profesión, un llanto generacional de los nacidos antes y durante la Transición. Un suplicio para el resto de la población.No recuerdo cuándo se legisló que un hombre no pudiera ceder el paso a una mujer en el ascensor ni tengo en la cabeza los años de cárcel que te caen por ayudar a una señora a colocar una maleta en el tren. Quizá no lo recuerde porque que nada de esto sucedió en la realidad, pero como dice Michael Kimmel, la sociedad, y las mujeres en particular, tenemos que lidiar con el malestar real que sienten los hombres blancos ante hechos imaginarios relacionados con la intromisión femenina en sus mundos y sus reglas. No solo luchas por lo tuyo, hay que estar a la que ellos se inventan.Las mujeres ya hemos contaminado hasta el fútbol, ese refugio de varones que hablan de pizarras y balones por la banda como si hablaran de Dante o Beethoven, de dioses que pisan un campo que parece el Elíseo, ese paraíso que se gana y se pierde cada domingo, universo siempre vivo de épicas y pasiones de trinchera, deporte literario plagado de héroes y villanos y leyendas mil veces contadas de padres a hijos. Ha sucedido que haya mujeres pidiendo derechos y libertades y todo el mundo del fútbol ha colapsado en un mes frenético en el que ningún hombre ha sabido meter baza de manera racional.Mientras tanto, las mujeres estamos pensando en nuestras cosas. Trabajar en condiciones dignas, llegar a casa enteras, cuadrar la semana para ir a la peluquería, recoger al niño, reclamar esa factura que no nos pagan, ganar dinero y conocimientos, leer un poco y maquillarnos y desmaquillarnos. A veces ponemos al Mahler que tanto le gusta a Alfonso Guerra y a veces a Tokischa, que fue puta y marrón antes que famosa. Los gustos y ánimos son variados pero siempre nos queda tiempo para apoyarnos, para construir ese refugio feminista que te salva de un accidente o una crisis, que nos permite reírnos y vivir.Mientras procuramos vivir, internet infantiliza a todas las mujeres y las convierte en chicas, como si hubiéramos quedado solidificadas en una edad indeterminada casi adulta, sin culminar nuestra transición hasta ser mujer. Esto se traduce en la proliferación de hashtags que incluyen la palabra girl y hablan de cosas de chicas, todas aparentemente insustanciales, tipo ir a la peluquería en lugar de hacer política de estado. Bajo esta aparente banalidad, hay mujeres actuando y pensando en sí mismas, mujeres que no son la madre ni la hija ni la esposa de nadie. El mundo, hoy, en internet, se divide en señoros y chicas, hombres anclados en el pasado y mujeres haciendo cosas. Solo hay que elegir bando. 
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De Waterloo a Estrasburgo, ¿es justa una amnistía?
No desviemos el debate. La cuestión que nos ocupa en estos días no es tanto técnica –es constitucional, no lo es; se puede o no se puede– cuanto de justicia material. ¿Es justo amnistiar a los catalanes implicados en el procés? Si uno se ha sumergido en el relato instalado por la práctica totalidad de los partidos políticos durante los últimos siete años contestaría que no, que no lo es. Este es el problema que tiene el PSOE, que asumió el relato de que se trataba de delincuentes y de la defensa de la Razón de Estado casi desde el principio y ahora tiene que virar con una inercia demasiado grande. En el pecado llevan la penitencia, porque si hubieran sido coherentes, si hubieran mantenido al menos un prudente escepticismo respecto a la respuesta penal a un problema que ya había sido resuelto con la aplicación del 155, ahora no se verían como se ven. No voy a entrar en la posición de los partidos de derecha y de extrema derecha. España se rompe. Fue Rajoy, con su Fiscalía, quien derivó a la represión penal su ineficacia. Voy al papelón de los socialistas. Todavía en noviembre de 2018, más de 300 juristas, encabezados por los catedráticos de Derecho Penal de 35 universidades españolas, expusieron el grave "error" que suponía el intento de aplicar los delitos de rebelión y sedición a los acontecimientos vividos en Catalunya en 2017. Entre esas firmas las había de expertos próximos al socialismo. Si el PSOE en aquel momento no se hubiera posicionado totalmente a favor del relato que triunfaba en la opinión pública –las banderas, los balcones, los votos– los juristas no se hubieran retirado a sus grutas, los jueces que veían el desastre no se hubieran callado para no enfrentarse al Supremo ni perjudicar su carrera, el debate público hubiera tenido constancia de los problemas jurídicos que existían y ahora no parecería tan descabellado dar marcha atrás. Permítanme recordar que cabemos en un taxi los que a contracorriente seguimos contando cada paso anómalo del procedimiento. Por todas aporto las siguientes columnas de 2017: 'Es un escándalo', 'El Supremo se hace bola', 'Un auto que sonroja', 'No hace maldita falta', 'Puigdemont sorpassa a Maza'... y eso sólo de principio. Se puede hacer un librito con mis textos en este medio denunciando la espuria utilización del derecho penal.La cuestión es que la impostura, llevada a cabo con aplausos durante siete años, topa ahora con la realidad tanto en Waterloo como en Estrasburgo. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos acaba de admitir ni más ni menos que nueve recursos contra la sentencia del procés. Europa va a revisar la actuación del Tribunal Supremo del Reino de España. Ya les adelanto que hay cuestiones en las que la justicia española lo tiene mal, como las referidas al juez predeterminado por la ley, la falta de certeza de la norma, la vulneración del derecho de defensa entre otras decisiones jurisdiccionales. No es que sea adivina, es que ya lo denunciamos y lo hubieran hecho también en voz más alta muchos juristas si no hubieran sido devorados por la espiral del silencio impuesta por los políticos. El nudo gordiano de la eventual ley de amnistía, que ya se negocia pero que no se conoce ni se reconoce, es que, frente al indulto, la amnistía supone admitir que el sistema obró mal, es decir, que la actuación de la justicia española con los catalanes fue represiva e injusta. Yo creo que fue así, pero insisto que esa no ha sido la apariencia de verdad que el relato político ha instalado. Bien mirado, si la amnistía no reconoce esa injusticia lo acabará haciendo el TEDH. Perdonen, pero llegados a este momento hay togas con nombres y apellidos que acabarán puestas en evidencia. No queda otra. O bien se da la amnistía –que es una enmienda total a su actuación– o bien Estrasburgo se lo frota por la cara. Pensándolo bien, la amnistía podría incluso evitar que fuera Europa la que nos aireara las vergüenzas. Hacer virar a un barco muy cargado demasiado rápido es una maniobra peligrosa. Eso exactamente es lo que tienen que hacer desde el PSOE. De hecho, las prisas se acumulan. El próximo día 6 de octubre expira el plazo para que el Reino de España informe al TEDH a través de la Abogacía del Estado sobre el recurso de Jordi Turull, que fue enviado a prisión preventiva entre la primera votación de su investidura como presidente de la Generalitat y la segunda, en la que había probabilidad de que saliera. Aquí se olvidan muy pronto las cosas, pero ese acto fue de una gravedad terrible. ¿Qué va a encargar el gobierno a la Abogacía del Estado que diga antes de que se haya llevado a efecto al investidura de Sánchez? ¿Van a respaldar la postura coherente con la amnistía que negocian o van a insistir en que estaba bien enviado a prisión cuando planean amnistiarlo?Ahora sabemos bien que Azaña fue detenido y procesado espuriamente. Fue también un octubre de 1934 cuando el fiscal general de la República, a las órdenes de Lerroux, presentó querella contra él en el Tribunal Supremo por un inexistente delito de rebelión en Cataluña. Pareciera que en este país no han pasado ciertas cosas. Los tiempos no son los mismos. Ahora las trampas salen a la luz antes. Ahora estamos en los organismos internacionales y en el club de democracias occidentales. La respuesta constitucional al intento catalán de soslayar la ley era y fue la aplicación del artículo 155 que suponía la grave decisión en democracia de anular la voluntad popular disolviendo sus instituciones. Pareció poco. La cárcel en términos punitivistas y populistas mola más pero, amigos, tiene consecuencias a la larga. Así andamos.Otra pregunta pertinente, llegados a este punto, consiste en analizar si una amnistía que es justa debe producirse a cambio de unos votos o debe regalarse para restablecer el orden. Cabe preguntarse también si una amnistía justa no debiera ser asumida también por el gran partido conservador, cuyos líderes fueron en realidad los causantes del entuerto. ¡Ay, los relatos! Un relato es una forma corta de ficción. De hecho uno de los escollos de la negociación de ese proyecto de ley de amnistía reside en la exposición de motivos. En una exposición de motivos no caben dos relatos contrapuestos y eso es lo que sucede exactamente con los negociadores. Otro problema de no haber sido fríos, coherentes y serios desde el principio. Ir siempre con la lengua fuera detrás de las encuestas y la opinión pública es lo que tiene. Ahora se encuentran con una parte de su propio partido que no entiende el viraje, porque nunca les han explicado que lo que se obró en los tribunales fue injusto. En un lugar o en otro, negociando en Waterloo o sentenciando en Estrasburgo, la verdad aflorará. Ya verán entonces cuánta gente se apunta a ella, cuando sea mainstream. Esos que no saben que ser valiente no es cuestión de suerte. 
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La unilateralidad independentista murió el 1 de octubre
La unilateralidad murió el día que el independentismo subestimó el tremendo poder de un Estado cuando se siente amenazado ante un rival soberbio, vulnerable y sin poder fáctico. El independentismo se vio empujado por su propio relato, sin ser consciente de la tremenda virulencia con la que actúa un Estado moderno cuando se le cuestiona su propia integridad. Políticos de primera línea sin saber leer los principales resortes de la política y lo que significa el verdadero ejercicio del poder. El independentismo el 1 de octubre y durante el procés no fue más que Lord Baelish amenazando a Cersei Lannister con el poder blando y sintiendo en su propia carne lo que de verdad es el poder, el de la espada, las pelotas de goma y los ejércitos. El poder siempre es duro. La opinión publicada anda mareada y enredada con el fin de la unilateralidad por parte del independentismo sin darse cuenta de que habla de un fantasma, de un ente que orbita entre nosotros como recuerdo, como espectro de un hecho que no volverá a producirse. Algo intuía Puigdemont de que aquello no tenía demasiado recorrido cuando suspendió la independencia al segundo de promoverla, aunque sin ser consciente de que la unilateralidad sería contestada con la reacción feroz del Estado desafiado. Yolanda Díaz pidió el abandono de la unilateralidad como elemento prioritario a incluir en la negociación por una posible amnistía, un extremo que fue negado por parte de Puigdemont argumentando que quien pide apoyo no exige. La unilateralidad retórica es el principio del independentismo, no hay manera de ejercer su pensamiento político renunciando a ese principio porque es lo mismo que renunciar y subyugar su esencia al sujeto que combate. La unilateralidad de facto ya ha sido abandonada. El independentismo fue derrotado por la ley y la justicia, dice la derecha, mientras que la izquierda dice que ha sido vapuleado por la política, el diálogo, la negociación y la piedad. Sería demasiado que ambas abandonaran el relato político partidista y asumieran que el desafío independentista al Estado fue derrotado por ambas cosas sin poder separarse una de otra, porque los procesos históricos no pueden segregarse a conveniencia. El independentismo está débil porque subestimó al Estado que actuó con dureza y de forma represiva y ahora ha tenido la suficiente altura de miras para ahora mostrarse piadoso. Estado represor, Estado piadoso. Nadie debe llevarse a engaño, sin la represión feroz del Estado no podría haber existido el disciplinamiento severo del mundo independentista para darse cuenta de que con la vía unilateral lo único que van a encontrar es dolor y cárcel. La fortaleza política del independentismo tras la represión del Estado es la lógica reactiva del pueblo de Cataluña ante la ferocidad represiva en un democracia que no acepta bien las imposiciones por la fuerza. Pero fue una reacción herida, la de quienes han comprendido que son más débiles y que hay pasos que no se pueden dar sin asumir un coste que la mayoría no está dispuesta a volver a pasar. El procés ya no existe como movimiento práctico, sino como estructura ideológica, espiritual y utópica. Un horizonte de posibilidad etéreo que sirve como futuro deseable pero sin capacidad para concretarse por la vía de los hechos. La unilateralidad es un significante simbólico para el independentismo como puede serlo la república socialista para el que escribe. Una aspiración política sobre la que que construir un proyecto que en el día a día se cimiente en las bases del posibilismo. Manuel Sacristán diría que el independentismo ya está inmerso de manera efectiva en su mientrastanto. La posible amnistía, que será segura para que haya investidura aunque queda por ver cómo será de ambiciosa, incide en esa lógica piadosa que acabe por volver a traer al redil de la política al mundo independentista. La derecha ve ese movimiento como un chantaje, una cesión o una rendición del Estado. Si miramos con distancia y perspectiva huyendo de la espuma de los días ese planteamiento es otorgarle al independentismo un triunfo inmerecido, porque su petición, el perdón de la amnistía, es la asunción de su fracaso. Los independentistas catalanes ya han asimilado que su proyecto no es viable y utilizan el poder máximo que las urnas le han otorgado, no para pedir un referéndum de autodeterminación como pasarela a la culminación de su proyecto, sino para pedir el perdón al Estado y asumir la negociación como único camino posible para hacer viable su existencia. Si un independentista creyera de verdad que su proyecto es posible no malgastaría la oportunidad más imponente que se le ha presentado en cualquier otra petición. El independentismo ha renunciado a la unilateralidad porque sabe que su única posibilidad de supervivencia tras el procés es instaurar la unilateralidad como utopía. Lejos pero visible, inalcanzable pero ensoñada, la necesitan para darse un sentido político y nadie tiene que renunciar a sus sueños imposibles. Eso sí que sería cruel.  
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Miles de armenios de Nagorno Karabaj se preparan para huir del control azerí tras el alto el fuego: "Tememos un genocidio"
En la capital de la autoproclamada República de Artsaj, en la región montañosa de Nagorno Karabaj, Bella Sargsyan se prepara para marcharse. La capitulación de las tropas karabajíes tras la operación relámpago de Azerbaiyán contra el enclave armenio ha empujado a la joven, como a la mayoría de sus vecinos, a asumir la huida de un hogar que corre el riesgo de desaparecer para siempre. Pero el bloqueo azerí que durante meses ha mantenido aislados, sin apenas suministros, a los cerca de 120.000 etnia armenia residentes en el disputado territorio, también obstaculiza su éxodo. “Estamos dispuestos a abandonar nuestros hogares con tal de no vivir bajo el control de Azerbaiyán”, dice Bella Sargsyan a elDiario.es desde su vivienda en Stepanakert, en los pocos minutos diarios en los que obtiene conexión debido a los ataques azeríes a las principales infraestructuras del territorio. En 24 horas, Azerbaiyán se hizo esta semana con el control del territorio en una operación a gran escala lanzada en la región, situada dentro de las fronteras azeríes, pero habitada hasta ahora por ciudadanos de etnia armenia que han resistido al dominio de Bakú durante más de un siglo de historia. Mientras las autoridades de Azerbaiyán y Nagorno Karabaj continúan las reuniones para cerrar los detalles del acuerdo de paz, que determinarán el futuro de la región tras la rendición de las fuerzas karabajíes, la población vive en la incertidumbre. Sin luz, gas, agua ni electricidad, la situación humanitaria del enclave comenzó a agravarse a finales de diciembre de 2022, debido al bloqueo a los suministros procedentes de Armenia, impuesto por las autoridades azeríes desde hace nueve meses. A ello se suma el aislamiento de algunas localidades concretas de Nagorno Karabaj, con dificultades de comunicaciones y acceso a la capital, a donde han llegado 10.000 personas desplazadas desde otros puntos del territorio, expulsados por los combates y la aproximación de las tropas azeríes, según los datos del Gobierno de Artsaj. Aunque las autoridades de Azerbaiyán niegan las acusaciones que apuntan a un intento de limpieza étnica en el Karabaj y rechazan que existan planes para obligar a la población local a irse, la ansiedad crece entre los ciudadanos del enclave. La población no se fía de las autoridades azeríes, después de décadas de conflicto y violaciones de derechos humanos contra los civiles. Alrededor de 5.000 personas desplazadas en la capital del territorio desde distintos puntos de la autoproclamada República de Artsaj han buscado refugio en el cuartel de las fuerzas de paz rusas, ante el temor a represalias de las tropas azeríes y la imposibilidad de salir del territorio. “La gente se busca desesperadamente y llama a la oficina de HRD [Defensor del Pueblo] para saber al menos algunas noticias sobre sus familiares. Todas las calles de Stepanakert están llenas de personas desplazadas, hambrientas, asustadas y en incertidumbre”, ha afirmado Gegham Stepanyan, defensor del Pueblo de la autoproclamada República de Artsaj. “Más de 10.000 personas evacuadas permanecen actualmente en los sótanos sin alimentos, agua, electricidad ni otras condiciones básicas de vida. Azerbaiyán está cometiendo un genocidio en Artsaj en tiempo real con el consentimiento tácito de la comunidad internacional”, denunciaba la institución a través de Twitter este jueves. La región de Nagorno Karabaj ha sido fuente de tensiones desde antes de la creación de la Unión Soviética. En 2020, tras años de escaramuzas entre ambos lados, Azerbaiyán inició, con clara ventaja militar, una guerra de 44 días que buscaba recuperar los territorios perdidos en 1994, cuando las fuerzas armenias se hicieron con la zona y con varios territorios azeríes colindantes. La victoria de Bakú en la última contienda dio al bando azerí aproximadamente un tercio de Karabaj.El acuerdo del alto al fuego concluyó con el despliegue de unos 2.000 soldados de paz rusos cuya misión era proteger la única carretera que une Armenia y Nagorno Karabaj, clave para abastecer de suministros a la población y para mantener las comunicaciones terrestres con el exterior. Sin embargo, en diciembre de 2022, activistas azeríes respaldados por su Gobierno bloquearon el llamado corredor de Lachín hasta que el pasado mes de abril las tropas de Azerbaiyán oficializaron el cerco, incluyendo un puesto de control que, de facto, obstaculiza la entrada y salida de personas y mercancías.Este bloqueo de la principal carretera que une Nagorno Karabaj con Armenia, la vía de escape y suministro de la población del enclave, también impide por ahora un probable éxodo a gran escala hacia Armenia. Mientras, las autoridades del país vecino se preparan para recibirles. “Por el momento ningún ciudadano de Nagorno Karabaj se ha mudado a Armenia. Pero hay conversaciones activas con varios departamentos responsables y se están discutiendo diferentes escenarios, incluida la cuestión de trasladar a los ciudadanos de Artsaj a Armenia”, ha declarado a medios locales Nelly Davtyan, portavoz del Servicio de Migración y Ciudadanía del Ministerio del Interior de la República de Armenia. “No hay posibilidad de abandonar Artsaj, no hay ninguna opción, ni siquiera con la intervención de las fuerzas de paz rusas”, explica desde Armenia Yana Avanesyan, abogada especializada en derechos humanos procedente de Nagorno-Karabaj, cuya familia se encuentra bloqueada en el enclave. El bloqueo se está produciendo también en el interior del enclave, por lo que la comunicación entre las familias es muy complicada y cientos de personas buscan a sus seres queridos. "Las tropas de Azerbaiyán han cercado pueblos enteros en Mardakert, Martuni y Askeran, y miles de personas, incluyendo ancianos y niños, se encuentran desaparecidos debido a los bombardeos dirigidos contra la infraestructura civil”, apunta Levón Grigorián, abogado armenio.  "La población civil desea huir a Armenia, pero todas las rutas de comunicación están bloqueadas por las fuerzas de Azerbaiyán. Artsaj se ha convertido en una prisión para los 120.000 ciudadanos que viven en la región", continúa Grigorián. "Este nuevo genocidio se está desarrollando ante la inacción de la comunidad internacional a las puertas de Europa". Fuentes oficiales explican a la Agencia Armenpress que, aunque el Gobierno de Armenia no busca el desplazamiento de los armenios de Nagorno Karabaj y cree que se debe garantizar su derecho a vivir en condiciones de seguridad en sus hogares, están preparando “distintos escenarios” y realizando los preparativos necesarios para ello: “En el caso de evaluar la estancia [en el enclave] de los armenios de Nagorno Karabaj, o de una parte de ellos, como imposible, se tomarán las decisiones necesarias”, añade Davtyan. Las ONG también se preparan en Armenia para recibir la llegada de decenas de miles de personas, a la espera de la apertura de un corredor humanitario. “Esperamos que, cuando termine el bloqueo del corredor de Lachin, se produzca un flujo importante de desplazados, especialmente mujeres, niños, ancianos, personas con problemas de salud y otra población vulnerable”, indica a este medio Marcella Maxfield, directora regional de Acción contra el Hambre en el Cáucaso Sur. “Hemos estado siguiendo la situación muy de cerca para poder responder a diferentes escenarios, ya que podría haber hasta 60.000 personas desplazadas. En coordinación con las autoridades y otras organizaciones humanitarias, podemos asistir inmediatamente a los miles de personas que se espera que se desplacen”, añade desde Armenia. El cerco a las comunicaciones entre Nagorno Karabaj y Armenia, iniciado hace nueve meses, pilló a Yana Avanesyan mientras estudiaba en el extranjero. A su vuelta, esta abogada karabají se quedó bloqueada en Armenia y no pudo reunirse con su familia. En estos momentos, la letrada especializada en derechos humanos se ha trasladado a Goris, la localidad más próxima al enclave, donde espera ansiosa noticias de sus seres queridos. “Apenas estoy hablando con mi familia y amigos, porque casi no hay conexión, no hay electricidad. Están en los refugios de los edificios, porque Stepanakert sufrió disparos también después del alto el fuego. Estaban muy cerca los bombardeos y no era seguro ir a casa”, explica la letrada a elDiario.es. Un día después, este viernes, su familia regresó a casa y lograron hablar durante una hora. “Les pedía fotos y fotos de mi casa…”, añade Avanesyan. La última vez que dejó su hogar no fue consciente de lo difícil que sería volver. Ahora teme no poder regresar nunca más. Parece estar despidiéndose en la distancia.El Comité Internacional de Cruz Roja ha logrado acceder al territorio con 70 toneladas de ayuda humanitaria participa en operaciones de distribución de ayuda humanitaria y participa en otros servicios de asistencia a civiles, como la búsqueda de personas desaparecidas durante la escalada militar o el apoyo en la retirada de cadáveres, pero no es suficiente. La institución humanitaria recuerda en un comunicado que, a pesar del alto el fuego, "las consecuencias humanitarias de la escalada militar siguen ahí, con comunidades desplazadas, familiares que han perdido contacto entre sí y heridos que necesitan asistencia".Los karabajíes no podrán huir del control azerí hasta que “las autoridades permitan un corredor humanitario o lleguen a un acuerdo que posibilite la apertura de varios pasos", indica Maxfield, de Acción contra el Hambre. Hasta que eso ocurra, nadie puede salir ni entrar en Nagorno. La espera se complica debido al desabastecimiento de la población. "Todo escasea: combustible, electricidad, artículos de higiene... Incluso los alimentos, que se habían mantenido en cierta medida gracias a la limitada ayuda humanitaria permitida y a las limitadas actividades agrícolas mantenidas en Nagorno Karabaj, escasean", lamenta la responsable de la ONG en el Caícaso Sur. "Muchas personas que producían verduras, frutas u otros cultivos tuvieron que dejar de ir a sus campos a cosechar debido a la proximidad del conflicto".Este viernes, las fuerzas de Nagorno Karabaj comenzaron a entregar su armamento a las fuerzas de paz rusas instaladas en la región, en cumplimiento con el acuerdo por el alto el fuego. "A día de hoy han sido entregadas más de 800 armas, así como granadas, morteros, sistemas portátiles antitanque y antiaéreos", anunciaron los soldados rusos emplazados en el territorito. Los representantes de Azerbaiyán y los armenios de Karabaj aún negocian los pormenores de la integración del enclave armenio en territorio azerbaiyano y las garantías de seguridad para los karabajíes, informa la Agencia EFE. Tras décadas de conflicto y odio extendido entre ambos bandos, los armenios residentes en Karabaj ven complicada una futura convivencia. La abogada Yana Avanesyan descarta una vida bajo control azerí: "Azerbaiyán ha hecho lo posible para que no sea posible que los armenios vivan bajo el control de Azerbaiyán. Lo han demostrado estos años de después de la guerra: nos han bloqueado todos los suministros: ¿Cómo vamos a fiarnos de ellos?", se pregunta. "Temo que con estas negociaciones Azerbaiyán intentará hacer parecer constructivo y comprensivo pero al final quiere exterminar toda la población de Nagorno Karabaj. Tememos un genocidio", continúa la abogada. Los expertos ven muy difícil una posible reintegración de la población. Aunque los ciudadanos de etnia armenia pudiesen quedarse, pocos parecen sentirse seguros para permanecer en el enclave. "Debido a la armenofobia en Azerbaiyán, los derechos y libertades de la población de origen armenio no pueden ser garantizados. En las redes sociales azerbaiyanas se han difundido vídeos que muestran soldados disparando contra casas civiles, maltratando a ciudadanos capturados y promoviendo la violación y mutilación de los niños armenios desaparecidos", sostiene Grigorián. “¿Quieren que viva allí con 'turcos' [en referencia a los azeríes]? No, no, no. Entrarían por la noche para matarnos”, indicaba Armine a elDiario.es tras la finalización de la guerra de 2020. Era la tercera vez que huía a causa del conflicto enquistado entre Armenia y Azerbaiyán por el control de Nagorno Karabaj. “La primera vez, en los 90, destruyeron y quemaron mi casa, y la volvimos a construir. La segunda vez, nos robaron todo. La tercera vez no sé qué voy a encontrar. Si los turcos han llegado a un acuerdo con los rusos quizá ya sea la última vez. No se puede vivir ahí en esa situación”, reflexionaba ya hace tres años, antes del bloqueo y la operación que ha acabado por arrebatar a la población armenia la totalidad del territorio.En un parque del centro de la capital del Karabaj, un muro se ha convertido en símbolo del temor de la población al control azerí. Sus paredes estaban cubiertas por decenas de fotografías de soldados muertos en combate, pero desde el alto el fuego cada día pueden diferenciarse cada vez menos rostros. Varios ciudadanos han retirado las imágenes de sus familiares o seres queridos, militares fallecidos en combate. Temen recibir represalias.
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La revolución apocalíptica
Una revolución industrial siempre supone un desastre de gran magnitud. No es un desastre para todos, por supuesto, y la mayoría de sus efectos negativos tienden a difuminarse con el tiempo. Algunos de esos efectos acaban convirtiéndose incluso en ventajas para la mayoría. Puede argumentarse que los desastres son inevitables porque cualquier transformación colectiva resulta inevitablemente traumática. Eso es verdad. Pero quizá valdría la pena darle un par de vueltas a la cosa.La primera revolución industrial, que comenzó hacia finales del siglo XVIII y alcanzó su máximo impacto durante la primera mitad del XIX, tuvo como símbolos el telar y la máquina de vapor, y como escenario las fábricas más siniestras que ha conocido la humanidad. Atrajo a la población agrícola, sometida a la incertidumbre de las cosechas y a una pobreza endémica, hacia las ciudades, formando lo que se llamó clase obrera o proletariado. Las economías industriales (Europa occidental y Estados Unidos) se dispararon y la renta per cápita se multiplicó en pocas décadas.Conviene recordar aquí la paradoja de la estadística: si usted se come dos pollos y yo ninguno, para la estadística ambos hemos comido un pollo. Eso significa que mientras la burguesía urbana se enriquecía, la clase obrera trabajaba 14 horas diarias en barracones insalubres y vivía una existencia miserable. Los campesinos fueron en adelante obreros, pero siguieron sin ser propietarios de nada. De esas cosas hablaban Marx y Engels en el Manifiesto Comunista (1848).La segunda revolución industrial llegó en el segundo tercio del siglo XIX gracias a nuevos avances tecnológicos (electricidad, teléfono, motor de explosión, artefactos aéreos, etcétera) y nuevas materias primas como el petróleo o el gas. Al principio, nada cambió sustancialmente en la llamada “cuestión social” de ricos propietarios y pobres desposeídos.A principios del siglo XX se produjo la metamorfosis, atribuible a Henry Ford y el llamado “fordismo”. Ford introdujo en su factoría automovilística de Detroit la fabricación en cadena, que suponía el colmo de la alienación: toda una vida laboral apretando la misma tuerca una y otra vez. Charles Chaplin hizo una sátira feroz del fordismo con la película 'Tiempos modernos'. La productividad, ciertamente, aumentó de forma exponencial.Quizá valga la pena recordar que Ford odiaba a los judíos, era profundamente racista y fue un fervoroso admirador de Adolf Hitler y un generoso donante al partido nazi. Hitler le correspondía con no menos fervor: le citó en 'Mi lucha', tenía en su despacho una foto de Ford y le condecoró.Dicho esto, el cambio de verdad importante introducido por Ford fue en principio benéfico: subió los sueldos de sus obreros para que pudieran comprar el producto que fabricaban, o sea, un coche, el famoso Ford T. Por primera vez, la clase obrera se convirtió en consumidora. Quedó inaugurada la sociedad de consumo, que permitía fabricar a gran escala y vender a plazos, con el correspondiente endeudamiento del obrero-cliente.En la tercera revolución industrial estamos inmersos ahora. Es la era del chip. Gozamos de grandes comodidades, podemos comunicarnos todo el tiempo, los códigos informáticos nos abren un universo de posibilidades. Esta vez, nuestra condición ha vuelto a cambiar: más que consumidores, somos producto. Nuestra intimidad es la materia prima de las redes. Nuestras máquinas (y quienes realmente las explotan) lo saben todo de nosotros. Jamás el individuo había estado tan expuesto ni había sido tan vulnerable.Ya sabrán ustedes que los nuevos magnates de la tecnología, incalculablemente ricos, no permiten que sus hijos utilicen los productos que fabrican. Eso es interesante. En la primera revolución, a ningún industrial le parecía peligroso que sus hijos utilizaran el tren o se vistieran con los tejidos que salían de sus telares. Los grandes empresarios de la segunda revolución consideraban que sus productos, desde un coche hasta una radio, no constituían peligro alguno. Los alegres muchachos de Silicon Valley, por el contrario, mantienen a sus hijos alejados de los teléfonos móviles y las redes sociales. Será por algo.Aún más llamativo, en cualquier caso, es el escapismo de los nuevos magnates. Elon Musk aspira a colonizar la luna. Mark Zuckerberg tiene como objetivo construir un mundo virtual. Serguei Brin (cofundador de Google) invierte en naves exploración espacial. Otros, como Bill Gates, acumulan un bien tan escaso como la tierra cultivable. En fin, da la impresión de que son conscientes de que sus productos esclavizan y de que esto se acaba.Posiblemente tienen razón en cuanto a sus productos. Respecto a la cosa apocalíptica, puede ser. O no. Ford creía que el futuro pertenecía a un dictador con bigotito y luego pasó lo que pasó. Veremos.
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Entrevistas desde la cárcel: ¿tienen limitada la libertad de expresión los presos?
El 4 de mayo de 2017, un coche calcinado con un cadáver en el maletero apareció en una pista forestal en las inmediaciones del pantano de Foix. Eran los restos mortales de Pedro Rodríguez, un policía local de Barcelona que por aquel entonces estaba suspendido de empleo. La Justicia acreditó después –la sentencia ya es firme– que fue asesinado por su entonces pareja, Rosa Peral, y el amante de ésta, Albert López. El caso, muy mediático en su día, ha vuelto a la actualidad tras el estreno en Netflix de una serie de ficción y un documental en el que la asesina da su versión de los hechos a través de varias videollamadas realizadas desde la cabina de la prisión en la que cumple la condena a 25 años de cárcel que le impuso la Audiencia de Barcelona. Todo, sin avisar al departamento de Justicia de la Generalitat. Esas llamadas –y otra entrevista que dio el pasado miércoles a Catalunya Rádio– están en el origen del expediente que le ha abierto el Govern por usar sus comunicaciones previstas para familiares y amigos para hablar con la productora y un medio. Más allá del interés que desató el llamado ‘crimen de la guardia urbana’ y la expectación generada por estas emisiones, la exposición mediática de Peral y la respuesta del Ejecutivo catalán ponen de nuevo el foco sobre un debate pertinente y con grandes implicaciones para la población reclusa y el derecho a la información: hasta qué punto la privación de libertad tras haber delinquido restringe la libertad de expresión. Es una cuestión que el Tribunal Constitucional abordó en 2020, cuando reconoció por primera vez en España el derecho de las personas presas a comunicarse libremente con periodistas. El tribunal falló que se había vulnerado el derecho “a expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones” y “a comunicar libremente información veraz” de Antonio, un interno al que en enero de 2017 la prisión de Córdoba le denegó la solicitud formal para concertar un encuentro informativo con elDiario.es Andalucía. Los reclusos tienen autorizadas las comunicaciones con familia o amigos. Las visitas están tasadas y pueden realizar 20 llamadas telefónicas a la semana –antes eran 15– con una duración máxima de ocho minutos cada una. Para ello, cada preso tiene diez números autorizados. Sin embargo, si quieren conceder entrevistas a medios deben pedir permiso a la dirección del centro, que emite un informe al respecto y traslada el asunto a la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, que tiene la última palabra. Después, cabe recurso por la vía judicial ante el juez de vigilancia penitenciaria. En esa pionera sentencia de 2020, el Constitucional admitió que la regulación de las comunicaciones con distintos profesionales como pueden ser los periodistas es la “menos garantista” de entre todas a las que pueden acceder los internos (familiares, amigos, abogados…). Y ocurre así porque “no se prevé ni los casos ni las formas en que pueden ser denegadas, quedando completamente al margen de la decisión o de su posterior convalidación por el juez de vigilancia penitenciaria”. No obstante, el tribunal advierte de que esa “exigua regulación legal” no puede interpretarse como una vía para que la administración penitenciaria pueda “restringir a su antojo” los derechos de los reclusos. Según esa resolución, para que la limitación de derechos sea “constitucionalmente admisible” tiene que haber “motivos específicos” que justifiquen, en el caso concreto, que hay un “conflicto real de intereses” entre el ejercicio del derecho por parte del preso y otras cuestiones como el orden y la seguridad del centro. Tras la sentencia del Constitucional, Instituciones Penitenciarias aprobó una instrucción en la que estableció unas “pautas” con el procedimiento a seguir y detalló las “situaciones” que se valoran para autorizar o denegar las solicitudes, así como los requisitos y condiciones que deben cumplir los internos cuando solicitan una entrevista. A preguntas de elDiario.es, una portavoz de Instituciones Penitenciarias recuerda que, antes de tomar una decisión, se analizan “caso a caso” las “circunstancias concretas” de cada supuesto. A falta de una modificación legal o reglamentaria, se toma como base la citada instrucción. Según este documento, las solicitudes pueden ser denegadas si existen razones de seguridad (con especial atención a la protección de los funcionarios); de tratamiento penitenciario (se tiene en cuenta, por ejemplo, la repercusión en el proceso de reinserción del preso); y si hay indicios de que esa intervención pública “puede suponer una victimización secundaria para la persona afectada por el delito”. En el citado caso de Antonio, la directora de la cárcel justificó su decisión en su resolución inicial con el argumento de que el recluso no había “motivado” la necesidad de esa entrevista y que, por tanto, no existían “garantías” de que se iba mantener la seguridad y el buen orden en el centro. Después, ya durante el procedimiento, alegó un supuesto “mal uso” de la libertad de expresión por el interno en una entrevista previa también con este periódico, en la que proporcionó opiniones sobre su percepción de la política de reinserción y del trato recibido en prisiones a lo largo de su vida. Es una justificación que el Constitucional consideró “inadmisible”. “La denegación se puede interpretar como reacción por haber ejercido esas libertades en un sentido que no fue del agrado de la dirección del centro penitenciario, siendo su verdadera finalidad evitar una nueva publicación cuyo contenido pudiera volver a disgustarle”, dice la sentencia, que sostiene que se “cercenó” la posibilidad de ejercer ese derecho. Y, además, con el “consiguiente efecto disuasorio del legítimo ejercicio de la libertad de expresión”. La instrucción que derivó de esa sentencia no exige en ningún caso que los internos justifiquen el motivo de la entrevista. Pero colectivos como la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA) consideran que sí incluye “ciertos límites que no son aceptables”, en palabras de Valentín Aguilar, abogado y coordinador de esta organización que llevó el asunto del preso de Córdoba. “Para mi gusto la instrucción es un despropósito porque hace una especie de censura previa al incluir consideraciones paternalistas en relación al tratamiento, que es voluntario para los presos; o a los posibles daños a las víctimas”, sostiene. “Con la doctrina del Constitucional tendría que ser fácil poder entrevistar a cualquier preso. Debería bastar con la petición para que la autorización fuera automática salvo en casos muy concretos por motivos de seguridad. Por ejemplo, cuando un preso está incomunicado”, dice Joaquín Urías, profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de Sevilla y exletrado del Constitucional que trabajó en el recurso de Antonio. A su juicio, sin embargo, ese texto “no es todo lo claro que debería”. “Cualquier motivo de denegación que se centre en posibles perjuicios del contenido es censura previa”, afirma. Cita, en este sentido, la alusión al derecho a la protección de la víctima para evitar el riesgo de una victimización secundaria o reiterada. La tesis de Urías es que hasta que no haya contenido no se puede determinar si ha existido ese daño. “A priori sería censura previa”, insiste. Y reitera que debería ser un análisis que se hiciera a posteriori, cuando sí se podrían imponer las sanciones pertinentes en caso de incumplimiento del régimen penitenciario o incluso si se hubiera cometido un delito. En todo caso, los datos evidencian que las personas presas se abren despacio a tener voz propia en los medios de comunicación. El año pasado sólo se recibieron en Instituciones Penitenciarias 12 peticiones de presos para ser entrevistados. De ellas, se resolvieron nueve y seis lo hicieron de forma favorable. De las tres denegadas, una no fue concedida en virtud del Estatuto de la Víctima del Delito, otra por informes técnicos penitenciarios contrarios al encuentro (que un juzgado ha revocado) y otra porque un juzgado de vigilancia penitenciaria había avalado previamente la denegación, explican fuentes de ese departamento. En cuanto a las tres que no terminaron de resolverse, una fue retirada por el propio preso, otra derivó en una entrevista pero fuera del recinto penitenciario y otra no se correspondía con una entrevista propiamente dicha.Para una población reclusa de casi 60.000 personas, una docena de peticiones –a las que habría que sumar las recibidas en Catalunya y el País Vasco, con las competencias transferidas– es un dato ínfimo. ¿Significa eso que hay desinterés entre los presos? Más que indiferencia, Valentín Aguilar cree que la clave es que los reclusos desconocen que tienen este derecho. “No saben que pueden pedirlo y tampoco es fácil que haya periodistas interesados”, dice este abogado, que rememora las entrevistas que el periodista Jesús Quintero realizó a decenas de presos en los años noventa. “Era otra época, pero parece que con el tiempo hemos ido para atrás”, sentencia.
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Después de la tormenta y la devastación, la ira llega a Libia
Han pasado casi dos semanas desde que el ciclón Daniel azotó la costa nororiental de Libia causando destrucción y muerte. No fue sólo la gran cantidad de lluvia que dejó a su paso, sino que dos viejas presas mal conservadas colapsaron por la presión del agua, provocando un torrente asesino que se llevó por delante viviendas con familias enteras en su interior, vehículos, carreteras y puentes en la ciudad de Derna.En medio del lodo y los escombros, los residentes de esa localidad de más de 100.000 habitantes siguen buscando a sus seres queridos desaparecidos: unos 10.000, según las estimaciones de organizaciones humanitarias y agencias de la ONU. Pero a medida que esta semana se han ido apagando las esperanzas de encontrar a supervivientes, la indignación y la frustración se han abierto paso en medio de la tragedia.Cientos de personas se manifestaron en Derna el lunes pasado exigiendo responsabilidades a las autoridades encargadas no sólo del mantenimiento de las presas, sino de evacuar o advertir a los vecinos ante el peligro de inundaciones. Los manifestantes, en su mayoría jóvenes que pudieron ponerse a salvo y sobrevivir a las inundaciones –y los únicos que se han atrevido a levantar la voz en un contexto en el que la sociedad civil está amenazada–, gritaron consignas contra el presidente del Parlamento del este de Libia, Aguila Saleh, uno de los líderes políticos de esta región del país, separada y enfrentada a Trípoli (oeste), donde se encuentra el Gobierno reconocido internacionalmente. Unas horas más tarde, los manifestantes airosos prendieron fuego a la residencia del alcalde de Derna, Abdulmenam al Ghaithi, que ha sido apartado de su cargo, así como todo el consejo municipal de Derna.Según Federica Saini Fasanotti, del Instituto Italiano para los Estudios Políticos Internacionales (ISPI), podría haber una revuelta contra las autoridades del este de Libia por la mala gestión de la crisis, antes y después del paso del ciclón. "Todos lo sabían, sabían que las presas no funcionaban bien, que necesitaban revisiones importantes, incluso se firmaron contratos (para remodelarlas) en 2010, aún en la época de Gadafi, pero nada de eso se llevó a cabo", relata a elDiario.es la experta en Libia. En 2011, con el estallido de la revolución contra el dictador Muammar Al Gadafi, asesinado en octubre de ese año, todo quedó paralizado y el país se sumió en el caos y la violencia."Lo que ha ocurrido es muy grave y no me sorprendería que hubiera revueltas destacadas en los próximos días. Estamos hablando de gente que ha perdido todo, sus casas, sus familiares...", afirma Saini.En este clima de tensión, la experta cree que "nadie asumirá las responsabilidades porque significaría un linchamiento público" y "la administración local no va a admitir que ha sido negligente". "La población local tendrá que decidir si acabar con estos (políticos) indignos de su cargo o mantenerlos" en el poder, en el cual se vienen perpetuando, con el apoyo del autodenominado Ejército Nacional Libio, capitaneado por el mariscal Jalifa Hafter.Las autoridades, tanto del este como del oeste, han prometido que se hará justicia. Desde Trípoli, uno de los órganos de poder ha pedido una "investigación internacional exhaustiva", mientras que el fiscal general Al Sidiq al Sour adelantó que se evaluará el estado de las instalaciones y la partida presupuestaria destinada a su mantenimiento, así como el papel de las administraciones locales. Según datos preliminares de la investigación iniciada por la Fiscalía, las dos represas –construidas en la década de los setenta del siglo pasado– sufrieron sus primeras fisuras en 1999 y no fueron restauradas pese a las recomendaciones de una auditoría extranjera, y pese a ese contrato con una empresa turca mencionado por Saini.Además, en opinión de la analista italiana, las distintas investigaciones acabarán en nada y la del fiscal general de Trípoli dependerá del margen de maniobra que este tenga en la región oriental, donde no es reconocida su autoridad. "Preveo momentos de gran tensión", agrega.Por su parte, el coordinador de Naciones Unidas en Libia, Chistopher Laker, se ha mostrado optimista: “Está claro que hay dos gobiernos, uno que opera en el oeste y el otro en el este, pero por ahora, según los primeros indicios, los gobiernos se están uniendo para garantizar que los suministros necesarios y la coordinación de los esfuerzos se realicen a tiempo y sin contratiempos”, declaró a principios de esta semana.Sin embargo, la experta del ISPI cree que esa cooperación es momentánea y no durará en el tiempo: "Siempre ocurre frente a las emergencias nacionales".Las divisiones y rivalidades políticas y el caos que han reinado en Libia desde 2011 han marcado la gestión de la emergencia, antes y después del impacto del ciclón. Los libios se han preguntado con rabia e incredulidad por qué no fueron evacuados y por qué, incluso, se les pidió permanecer en sus hogares, convertidos en trampas mortales. La Jefatura de Seguridad de Derna anunció el día 10 de septiembre por la mañana un toque de queda, ante la llegada de fuertes lluvias, pero horas después ordenó la evacuación de los barrios costeros y en la ribera del valle Derna, por donde corrió el torrente que bajó con fuerza desde los Montes Verdes, donde se levantaban las presas. El domingo por la noche, se pidió a los residentes, a través de la televisión Al Masar, recoger sus pertenencias y abandonar sus hogares en algunas zonas de Derna y los alrededores. Poco antes de que se consumara la tragedia, el Ministerio de Recursos Hídricos aseguró que había caído una gran cantidad de lluvia y pidió a los habitantes irse a "lugares más seguros".La Organización Meteorológica Mundial (OMM) ha destacado que "la fragmentación" en la gestión y en la respuesta de la emergencia, así como la infraestructura deteriorada, "exacerbó la enormidad" de la catástrofe en Libia. El organismo ha lamentado que si Libia hubiera tenido "un servicio meteorológico que operara con normalidad", podría haber lanzado alertas, en base a las cuales realizar evacuaciones, limitando así el número de víctimas mortales. Ese caos y división también se ha visto reflejado en las cifras de las víctimas, que han oscilado entre los 2.000 y los 20.000 muertos, además de los desaparecidos. Esta semana, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha confirmado la muerte de más de 3.950 personas, frente a las más de 11.000 que habían anunciado anteriormente diferentes fuentes locales. La Media Luna Roja libia ha tenido que negar en varias ocasiones haber ofrecido cifras de muertos y ha apelado a la responsabilidad de los medios de comunicación, mientras que distintos representantes del Gobierno del este se han apresurado a hacer declaraciones contradictorias y altisonantes. Una fuente humanitaria ha explicado a elDiario.es que, a día de hoy, la cifra de fallecidos no se puede confirmar pero que la ofrecida por la OMS es probablemente la más cercana a la realidad. Esa fuente, que pidió el anonimato, lamentó que los conflictos en organizaciones implicadas en las labores de búsqueda y rescate hayan generado confusión en torno a datos tan sensibles.Después de los primeros días de shock y de luto, los juegos de poder se han impuesto por encima de la emergencia humanitaria en Derna. El Ejército Nacional Libio y, en concreto, el mariscal Hafter y sus hijos han querido demostrar quién manda en el este de Libia. Los tres se han dejado ver en las calles embarradas de Derna y sus soldados han estado muy presentes, supervisando la labor de los equipos de búsqueda nacionales e internacionales, así como de la prensa.La situación se volvió especialmente tensa con el aumento de las críticas a las autoridades locales y tras las protestas del lunes, después de las que Derna quedó desconectada de Internet debido a supuestos "fallos técnicos" en la red de telecomunicaciones local. Activistas políticos y observadores han advertido del riesgo de una represión violenta, sobre todo, por parte del Ejército de Hafter, para silenciar el descontento.La ONG Amnistía Internacional ha dicho en un comunicado que las fuerzas armadas libias "deben levantar inmediatamente todas las restricciones indebidas impuestas a los medios de comunicación y facilitar la distribución de la ayuda humanitaria", denunciando que esas fuerzas están "recurriendo una vez más a su bien afinada maquinaria represiva para silenciar las críticas, amordazar a la sociedad civil y evadir las responsabilidades". Mientras, Saini recuerda que "Derna ya había sido destruida en gran parte por Hafter, en su lucha contra el extremismo", en referencia a la ofensiva y asedio contra la ciudad, en la que se habían hecho fuertes los islamistas del grupo Estado Islámico en 2016 y que el mariscal acabó controlando por la fuerza. Sin embargo, "en este caso sería diferente porque respondería con la violencia contra los propios ciudadanos libios" que se han atrevido a criticar o cuestionar la gestión de la crisis.El hijo de Hafter, el general Saddam Jalifa, ha sido nombrado jefe del Comité de Respuesta al Desastre y es el que ha cobrado más protagonismo en los pasados días. Los hombres bajo su mando, la milicia Tariq Ben Zeyad, han sido acusados de emplear la violencia para acallar las voces críticas y aplastar el disenso. Amnistía Internacional denunció en diciembre del año pasado que esos milicianos han recurrido a asesinatos, torturas, desapariciones y desplazamientos forzados, y a la violencia sexual para controlar la opinión pública. De momento, las críticas se han dirigido principalmente contra las autoridades civiles del este. "El Gobierno ha sido siempre sustentado por Hafter y, tanto a nivel regional como local, es incapaz. La manutención de una gran infraestructura va más allá de la administración local y, en el caso de las presas, fueron abandonadas y no se hizo absolutamente nada" ante su deterioro, asegura la experta. Subraya además la existencia de un estudio científico publicado el año pasado por la Universidad Omar Al Mukhtar de Libia, en el que ya se advertía del riesgo que supondría una inundación del valle de Derna para los que residen a sus orillas. Según Saini, la tragedia demuestra "la gran inadecuación de la clase política libia. El país no está gestionado adecuadamente y estos son los resultados". "Con esta gestión, no será ni la primera ni la última vez" que Libia vive una catástrofe de estas características.Ahora, esa misma clase política es la que tiene que hacer frente a los enormes retos de limpiar y reconstruir la ciudad de Derna y otras localidades del este de Libia afectadas por las lluvias torrenciales, y atender las necesidades de los más de 43.000 desplazados. "Las ciudades costeras de Bengasi, Tobruk, Al Marj, Shahat, Sousa, Toukra, Talmeitha, Takenes, Al Oweila y Al Bayada se han visto mayormente afectadas", afirma a elDiario.es el encargado de relaciones públicas de la delegación libia del Comité Internacional de la Cruz Roja, Basheer Al Selwi."Familias enteras han muerto. Barrios enteros han sido arrastrados hasta el mar. Los efectos devastadores sobre las vidas humanas son profundos", asegura Al Selwi, apuntando no sólo a las necesidades materiales sino también psicológicas de los supervivientes y los familiares de las víctimas.Además, Derna y otras áreas en las que se han librado batallas en los pasados años todavía están contaminadas por bombas y proyectiles. "Las inundaciones aumentan los riesgos para la población expuesta a los restos" explosivos, que acechan bajo la capa de lodo y escombros que aún cubre parte de las zonas inundadas dos semanas después.
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