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La Universidad de Bolonia desarrolla una IA que 'predice' asentamientos arqueológicos
A veces la Inteligencia Artificial tiene utilidades más allá de crear imágenes inquietantes de personas con demasiados dedos. Que se lo digan si no a la Universidad de Bolonia, que ha descubierto, gracias a ella, vestigios de asentamientos aún desconocidos por los arqueólogos en Irak (la antigua Mesopotamia), utilizando imágenes por satélite. Esto podrá servir no solo para que en el futuro se excaven restos antiguos aún por descubrir sino también para evitar construir en determinados lugares con la idea de poder preservarlos.Aunque sería lógico que los arqueólogos se preocupasen por sus futuros puestos de trabajo, parecen bastante tranquilos de poder convivir con la Inteligencia Artificial puesto que esta ha supuesto un punto de inflexión para poder salvar grandes tesoros del patrimonio cultural de la humanidad. Así por lo menos lo han dejado caer en declaraciones para el periódico italiano La Repubblica, donde señalaron que se encargaron de investigar la zona de Abu Grahib a petición del Ministerio de Cultura Iraquí.¿Cómo funciona?Antes de nada, la IA se entrena con un conjunto de sitios ya conocidos, hasta alcanzar una precisión del 80%. Los primeros resultados se presentaron en 2023. "El verdadero cambio que provoca no es el análisis descriptivo a la hora de reconocer un objeto sino el análisis predictivo. Ningún humano habría podido predecir que pudieran existir -vestigios arqueológicos- en esas zonas que ha descubierto la IA", cuentan fuentes de la Universidad. "Es un poco como ChatGPT, que predice la siguiente palabra basándose en un modelo matemático, en este caso se trata de encontrar restos de civilizaciones antiguas"."Ningún humano habría podido predecir que pudieran existir -vestigios arqueológicos- en esas zonas que ha descubierto la IA"En enero, el equipo viajó a Bagdad y comenzó a verificar las predicciones de la IA. Lo más sorprendente es que habían marcado algunas zonas como falsos positivos y las habían tachado creyendo que era un error, pero la máquina insistía en que estaban ahí. Y, efectivamente, durante el reconocimiento de superficie encontraron fragmentos cerámicos, artefactos y vestigios de antiguos canales, de una zona ocupada por los casitas desde el segundo milenio antes de Cristo, donde la IA había señalado.Como decíamos, este tipo de 'mapas del tesoro' ayudarán a señalar dónde no se debe construir. La actividad agrícola ha borrado algunas de las huellas antiguas en zonas como Irak o Uzbekistán, las zonas del mundo que han visto el mayor número de ocupaciones. La IA podría ayudar a ser más preciso en zonas donde se construyen edificios o carreteras con la idea de no destruir bienes de valor incalculable.Los arqueólogos de la Universidad de Bolonia consideran que tarde o temprano también podrá utilizarse la IA directamente en las excavaciones. “Estas consisten en remover capas de suelo desde las más recientes hasta las más antiguas, nuestro ojo está entrenado para reconocer las diferencias de color. Tarde o temprano la IA también podrá hacerlo", indicaron desde la Universidad de Bolonia.
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La historia de la española prostituida en el burdel nazi, ¿real o inventada?
Sarah Helm es periodista. Escribió el libro If This Is A Woman: Inside Ravensbruck: Hitler's Concentration Camp for Women, publicado en 2015 y que se considera la biblia de lo que ocurrió en este campo durante la II Guerra Mundial con las presas. La historiadora Fermina Cañaveras, sin embargo, coloca una cita de ella como “superviviente de Ravensbrück” al inicio de su novela El barracón de las mujeres (Espasa), que se ha convertido en un éxito editorial y que cuenta, según ella, la historia de un personaje real, Isadora Ramírez, en el burdel del campo de concentración de Ravensbrück. “Es una errata”, afirma a este periódico por teléfono la autora. Sin embargo, no es el único error que, a juicio de descendientes de supervivientes del campo, ha deslizado Cañaveras en lo que ahora defiende como novela pero que durante meses ha vendido - y "muy bien", como asegura la escritora- como una historia real del Holocausto.Hace unos días la revista JotDown destapaba precisamente las imprecisiones y hasta datos falsos del libro a partir del testimonio de Pablo Iglesias, hijo de Mercedes Núñez Targa, verdadera superviviente del campo y autora de El valor de la memoria. De la cárcel de Ventas al campo de Ravensbrück. Según Iglesias, en una carta enviada a El País y jamás publicada, él y otros familiares de mujeres que fueron encerradas en ese campo dejaban constancia de que “nunca hubo burdel en Ravensbrück, ni barracón de locas, ni cámara de gas hasta principios del año 1945. Los burdeles estaban en los campos de hombres”. La española Neus Catalá fotografiada durante su encierrro en Ravensbrück. (Amical de Ravensbrück) La carta estaba firmada, entre otros, por Margarita Català, hija de Neus Català (también superviviente) y presidenta del Amical de Ravensbrück, asociación fundada en 2005 para dar a conocer y transmitir el legado de las mujeres deportadas a ese campo de concentración nazi. La propia revista señalaba que el caso de Isadora Ramírez era un nuevo Enric Marco, quien durante años aseguró ser superviviente de Mauthausen hasta que se descubrió que era todo mentira, como también contó Javier Cercas en El impostor.¿Quién es Isadora?La historia de la novela de Cañaveras, nacida en Torrenueva, en 1977 (Ciudad Real), licenciada en Historia por la UNED y sin ningun estudio académico publicado, empezó en enero pasado, cuando la editorial Espasa la lanzó y empezó a tener un eco enorme. Casi todos los periódicos la reseñaron como la historia real de una española en el burdel que los nazis habían montado en Ravensbrück para los capos y que había logrado sobrevivir y contar lo que le ocurrió. La propia Cañaveras insistía en ello asegurando haber estado cuatro años documentándose sobre el tema y también indicaba que todo había surgido a partir de una jugosa casualidad mientras realizaba un trabajo de investigación sobre el Partido Comunista en la clandestinidad y encontrar una foto del pecho tatuado de una mujer en el que se podía leer ‘Feld-Hure’ (puta de campo, en alemán), que la llevó a la vida de Isadora. En las entrevistas, la historiadora dio todo lujo de detalles sobre esta mujer, su llegada al campo y su miserable existencia allí.Sin embargo, pasado este tiempo y con la novela ya leída, desde la propia Amical no se han mostrado tan entusiastas con el libro. “Es un libro asqueroso, repugnante”, asegura tajante Margarita Catalá, hija de Neus Catalá y presidenta del Amical de Ravensbrück, en declaraciones a El Confidencial, uno de los pocos medios que no se hizo eco de la novela."Es un libro asqueroso, repugnante", asegura tajante Margarita Catalá, hija de Neus Catalá y presidenta del Amical de RavensbrückPara empezar, el nombre de Isadora Ramírez no aparece en ningún registro. “Yo misma he escrito al Memorial de Ravensbrück preguntando por Isadora Ramírez, y he buscado su nombre en muchísimos archivos y no aparece”, afirma Catalá, aunque también concede que “eso no quiere decir que no haya existido, los censos que quedan son incompletos. Pero desde luego yo no la he encontrado”.Pero tampoco ha encontrado nada de ella la escritora Mónica G. Álvarez, quien lleva más de una década investigando el Holocausto y tiene varios libros sobre el tema. El último se titula Noche y niebla en los campos nazis y en él reconstruye precisamente la historia de las 11 españolas que estuvieron encerradas en Ravensbrück y lograron sobrevivir: Olvido Fanjul Camín, Elisa Garrido Gracia, Neus Català Pallejà, Braulia Cánovas Mulero, Alfonsina Bueno Vela, Elisa Ricol López, Constanza Martínez Prieto, Mercedes Nuñez Targa, Conchita Grangé Beleta, Lola García Echevarrieta y Violeta Friedman. Ni rastro de Isadora Ramírez. “No he oído nunca hablar de ella, jamás”, destaca Mónica. G. Álvarez.Pero, aunque Isadora hubiera existido realmente, es el cúmulo de burdos errores históricos que recoge el libro de Farmina Cañaveras el que ha indignado a los familiares de las mujeres que sí estuvieron encerradas en el campo de Ravensbrück.“Nunca hubo un burdel en Ravensbrück, como se afirma en el libro”, subraya con rotundidad Catalá. “En 1942, y siguiendo instrucciones de Himmler, las SS empezaron a instalar burdeles en algunos campos de concentración de hombres (como Mauthausen, Neuengamme, Dachau, Flossenbürg, Buchenwald, Mittelbau-Dora o Sachsenhausen) para incentivar a los prisioneros que hacían trabajos forzados. La mayoría de las prostitutas enviadas a esos campos procedían de Auschwitz y Ravensbrück, pero en Ravensbrück no había ningún burdel”. 'El barracón de las mujeres', de Fermina Cañaveras, en la editorial Espasa. Muchas eran prostitutas alemanas, pero también había algunas extranjeras, mujeres que no eran prostitutas y también “voluntarias”. Las voluntarias eran mujeres a quien se había prometido la liberación al cabo de seis meses. Ninguna fue liberada, pero algunas volvieron a Ravensbrück enfermas o embarazadas. “En Ravensbrück hubo unas 132.000 mujeres presas, y de esas unas 200 fueron enviadas a burdeles”, revela la presidenta del Amical de Ravensbrück. “Y no consta en ningún sitio que una prisionera española se prostituyera”.Además está lo de la cámara de gas en el campo de Ravensbrück, en la que Isadora Ramírez habría estado trabajando en 1942 según consta en el libro de Fermina Cañaveras.“Sin embargo en esa época en Ravensbrück no había ninguna cámara de gas. Solo hubo a principios de 1945, y para borrar el rastro de los crímenes nazis, se instaló en Ravensbrück una cámara de gas pequeña y se trajo otra de Auschwitz. La cámara de gas en realidad solo funcionó durante los cuatro últimos meses del campo, que fue liberado en abril de 45”, afirma Catalá.Cañaveras se defiendeLa historiadora también ha sido contactada con este periódico para conocer su versión, después de que la propia editorial Espasa se haya lavado las manos y haya derivado cualquier tipo de comentario para que ella los conteste. Así, Cañaveras explica que, pese a lo que salió publicado en algún medio, no llegó a la historia por la foto -que al parecer fue hecha después de la guerra, no es en ningún caso Isadora y tampoco está claro que sea una foto real- sino que conoció lo que le pasó a Isadora Ramírez a través de Carmen Patón, militante del PCE y ya fallecida.Tal y como incide la escritora, estaba haciendo un trabajo de investigación sobre el PCE en la clandestinidad cuando conoció a Patón, quien a su vez había conocido a Ramírez cuando esta volvió a Madrid después de la guerra en 1945. Ambas militaban en el PCE. La supuesta deportada falleció en 2008 y, según confiesa la autora, su amiga es la única fuente con la que contó para escribir la novela.“Isadora existió”, insiste. Como también insiste en que hubo un burdel en Ravensbrück. Y que la foto del tatuaje no es un fake, como sin embargo asegura que lo es Margarita Catalá. Ahora bien, ante la insistencia en lo que han revelado supervivientes y asociaciones también admite que “por eso no es un ensayo sino que es una novela” y que cuando empezó a escribir le faltaban muchos datos por lo que echó mano de la ficción. Sobre que no aparezca ninguna Isadora en los censos del campo de concentración comenta que incluso en los censos que maneja Amical muchas veces solo aparece una foto y el testimonio de alguien que dice que existió. Y abunda, ahora sí, en que el personaje de la novela “son retales de mujeres” que vivieron todo aquello, porque “una persona sola si hubiera vivido todo lo que vive el personaje no hubiera aguantado ni dos semanas”.Ante la insistencia en lo que han revelado supervivientes y asociaciones Cañaveras admite que "por eso es una novela"Precisamente, sobre las licencias novelísticas que Cañaveras dice ahora haberse tomado, la presidenta de Amical manifiesta que “un escritor es evidente que puede tomarse libertades y licencias con la realidad. Pero lo que es absolutamente inaceptable es que la novela pretende ser histórica y como tal ha sido presentada por la propia autora, algo que luego han amplificado por numerosos medios de comunicación”. Además, pese a que la autora asegura haberse entrevistado con Neus Catalá -fallecida en 2019- su hija lo pone en duda: "La cuidadora de mi madre, que era quien le llevaba la agenda y la acompañaba a todas sus citas, afirma que nunca se vieron”.Para corroborar los datos, Cañaveras puso en contacto a este periódico con Isabel, la hija de Carmen Patón y única fuente de toda la historia. “Mi madre militaba en el PCE y con bastante frecuencia iba a Madrid desde Torrenueva, el pueblo cerca de Valdepeñas en el que vivía (y de donde casualmente también procede Fermina). En Madrid se reunía en un piso con otras militantes comunistas, y allí conoció a Isadora. Yo también la conocí. Era una mujer bajita, muy poquita cosa”, nos cuenta Isabel, quien ahora tiene 77 años. Neus Catalá y Lola Casadellà llevando bandera en las primeras reuniones de deportadas supervivientes en el campo. (Amical de Ravensbrück) “Isadora, Isa, le contaba a mi madre lo que le había pasado, algunas veces estando yo delante, lo que ocurre es que yo tenía entonces unos 8 años y no entendía. Isadora hablaba y lloraba, y lo que recuerdo es que decía siempre que tenía miedo de que su historia no llegase nunca a saberse. También recuerdo que llevaba siempre prendas de cuello alto. Yo nunca le vi ningún tatuaje, pero mi madre decía que tenía uno en el pecho”.El problema es que la madre de Isabel, Carmen, murió hace dos años. Y también todas aquellas compañeras del PCE que habrían conocido a Isadora. Según Isabel, no queda nadie que conociera de primera mano a la mujer que fue obligada a prostituirse en Ravensbrück. “Que yo sepa no tenía familia, nunca se casó ni tuvo hijos, siempre estuvo sola. Las únicas personas vivas que quedan que tuvieron contacto directo con ella somos yo y mis hermanos”, resume.Epílogo judicialToda esta historia tiene un apéndice final que pasa por la justicia. El barracón de las mujeres, publicado ahora por Espasa, salió a finales de 2021 en una pequeñita editorial, Molinos y Gigantes, puesta en marcha por Irene Camacho, que hasta entonces era correctora para distintas editoriales. Cañaveras había contactado con ella a través de las redes sociales, le pasó el manuscrito e insistió, según cuenta ahora Camacho a El Confidencial, en sus investigaciones y su paso por los registros.“Cuando me mandó la novela me dijo que había ido a un montón de registros y yo la creí. Que no solo había contactado con Amical sino que había sido un honor para ellos”, sostiene la editora que le pareció maravillosa, no se lo pensó y lanzó su editorial con esta novela cuyo título entonces era Putas de campo (la traducción del famoso tatuaje, pero en plural). Putas de campo, de Fermina Cañaveras, en la editorial Molinos y Gigantes. En seis meses le montó 30 eventos y se hicieron muy amigas. También al libro le iba muy bien y llegó a vender mil ejemplares, una cifra muy alta para una editorial pequeña, desconocida, sin fuerza para promociones más allá de las presentaciones y una autora también primeriza.Pero ahí comenzaron los problemas. “Ella vio el dato, intentó rescindir el contrato, que era de cinco años, hasta 2026 y como no pudo envió un burofax, después demandó a la editorial y como fue desestimada se lo dio directamente a Planeta [Espasa pertenece a este grupo] incurriendo en un acto ilegal por lo que la denuncié. Y en esto es responsable tanto ella como Planeta”, comenta Camacho, que asegura sentirse dolida, porque su autora “siguió vendiendo la novela como si nada”. Ante esta cuestión Cañaveras sostiene que lo que le pasó a Planeta fue una edición “ampliada”. Por su parte, la editora constata que se trata exactamente del mismo texto y que ella mantiene los derechos de explotación. Un asunto que ahora tendrá que dirimir la justicia. El otro cae del lado de la conciencia.
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El divertido 'slasher' adolescente que revoluciona las hormonas de las nuevas generaciones y es lo más visto de Netflix en los últimos días
La película de ciencia ficción que pasó desapercibida en Netflix y que ahora resurge ante el éxito de su segunda parteLa película de intriga que ha desbancado a La sociedad de la nieve: inquietante y sobrenaturalLas historias de terror se convierten en un impulso muy buscado por los servicios de vídeo bajo demanda (VOD). Hay producciones que se han estrenado este mismo año como La piscina, que está disponible en Prime Video, y otras provenientes de destacados festivales que no habían tenido una gran acogida en nuestro país. Este es el caso de Muerte, muerte, muerte (Bodies, bodies, bodies), la comedia de terror que ofrece un retrato satírico y sangriento de la generación Z.La directora holandesa Halina Reijn da un salto generacional para su segunda película que quiere llegar a un público más amplio. La cinta aspira a convertirse en un hito para los amantes del gore que navega entre la intriga y la parodia. La novedad de Netflix sitúa a un grupo de jóvenes en una fiesta plagada de traiciones que acaba de la peor forma posible. La película lleva el sello de A24, el estudio que emprendió su camino de forma independiente y está especializado en el terror más gamberro, ruidoso y disparatado.La reflexión sobre la película 'Midsommar' y las sectas que arrasa en redes: miles de reacciones y subiendoM. VelascoEl final de la película más visceral de Ari Aster ha calado hondo en los espectadores que han inundado de comentarios las redes sociales. La polémica ha estado servida en una de las apuestas más sórdidas del terror psicológicoLa productora hizo historia durante los Premios Oscar 2023 gracias al éxito de Todo a la vez en todas partes y La ballena. El sello indie también marcó su estilo en el terror desplegado en la película X, con tintes de slasher clásico y Hereditary de Ari Aster, donde la familia Graham descubre el infierno heredado de su madre. Del mismo creador es Midsommar, su mayor locura audiovisual que mezcla folclore nórdico y la oscuridad de una recóndita secta.Fiesta manchada de sangreMuerte, muerte, muerte sigue los pasos de una pandilla de adolescentes con mucho dinero que organizan una fiesta en una mansión familiar, casi alejada de la civilización. A oscuras, como si se tratara del juego de niños de las tinieblas que resulta tan divertido, los amigos pasan miedo de verdad cuando empiezan a morir, uno a uno. La búsqueda del asesino ficticio se convierte en realidad. Las hormonas se revolucionan en la fiesta más macabra de sus vidas.La película que ha sido comparada con Diez negritos de Agatha Christie (hay una miniserie muy interesante en Movistar Plus+) cuenta con un reparto de caras conocidas en su generación, donde destacan Amandla Stenberg (Los juegos del hambre), Maria Bakalova (Guardianes de la galaxia Vol. 3), Rachel Sennott (El club de las luchadoras), Myha'la Herrold (Dejar el mundo atrás), Chase Sui Wonders (Vidas pasadas), Pete Davidson (El Escuadrón Suicida) y Lee Pace (El Hobbit: La desolación de Smaug).
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Ni musa ni amante de Pablo: el Museo Picasso expone por primera vez la obra de Françoise Gilot
Fue la más insumisa de todas las mujeres que pasaron por las sábanas y el corazón de Pablo Picasso, y la única que se atrevió a abandonarlo. Françoise Gilot sufrió, tras dejar al mítico pintor malagueño, una condena al ostracismo por parte de Picasso y sus amigos más influyentes en los círculos intelectuales y artísticos de Francia. Aquello la obligaría a establecerse en Estados Unidos, donde trató de reconstruir su carrera y continuó pintando hasta su muerte en 2023, a los 101 años.Pero en Francia su éxito siempre fue irremediablemente eclipsado por la influencia del pintor malagueño, por lo menos hasta ahora, ya que el Museo Picasso de París ha intentado corregir este error inaugurando una nueva exposición permanente de la obra del maestro que incluye una sala con la obra de Gilot.Gilot y Picasso se conocieron en un café parisino en 1943, cuando la ocupación nazi. Él tenía 61 años, ella, tan solo 21. Al abandonarle, también se llevó a sus dos hijos (Claude y Paloma) consigo. Presa de un ataque de rabia, Picasso destruyó sus posesiones -algunas de gran valor, como las cartas que le envió Henri Matisse- e insistió que no la invitaran a exponer en el Salón de Mai.El Museo Picasso, que acaba de cumplir una década desde su renovación y posee la colección de obras del artista más grande del mundo, ha instalado una nueva exposición permanente en 22 salas repartidas en tres plantas e incluyendo cerca de 400 pinturas, esculturas, cerámicas, dibujos y grabados. Retrato de Françoise Gilot. (Wikipedia) La sala dedicada a Gilot, temporal como se señalaba, se encuentra en la sala 17 del tercer piso, y se espera que permanezca ahí durante un año. En rueda de prensa, los portavoces del museo quisieron recalcar que "no se la presenta como musa o inspiración de Picasso, sino como artista. Es la primera vez que se hace algo así".Según Joanne Snrech, comisaria del museo: "Es una artista con derecho propio. Pensamos que era importante mostrar no sólo su lugar en la vida de Picasso sino también que ella era mucho más que su simple compañera. Después de todo, ella pasó sólo 10 años con él de más de 100”.
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